No, tú y yo no hubiésemos hecho esa fotografía (de calle)

Fotografía de calle: autorretrato en un escaparate.

Al estudiar el trabajo de los mejores fotógrafos de calle y contemplar sus fotografías una a una corremos el riesgo de pensar que de presenciar lo mismo hubiésemos hecho la misma imagen. Es decir, podemos pensar que el resultado es en gran medida consecuencia de las circunstancias y nos olvidamos de lo más importante.

Las circunstancias cuentan (pero no tanto)

Es verdad que en Fotografía de calle estamos (hasta cierto punto) a merced de lo que sucede en el entorno en el que nos movemos. Cuantas más cosas pasan más oportunidades hay, cuanta más gente camina por la calle más opciones existen de lograr un retrato interesante, y así con todo.

Claro, no es lo mismo caminar por las aceras de Nueva York que por las calles de un pueblo de unas decenas de habitantes, donde encima nuestra cámara llama poderosamente la atención. No es lo mismo, pero eso no significa que las imágenes que construyamos no vayan a funcionar; simplemente tendrán que apoyarse en argumentos diferentes para hacerlo porque contaremos con menos ingredientes. Eso no debería ser excusa.

Hablo de Fotografía de calle (además de porque sabes que me encanta y tiene mucho peso en el blog) porque tiene unas determinadas particularidades: cuando la practicamos tratamos de construir imágenes partiendo de un entorno sobre el que no tenemos control (no “vale” actuar como un director de orquesta y decidir qué hace cada parte de la escena o cómo se comportan los personajes), al contrario de lo que pasa en disciplinas como el retrato posado, el paisaje o los bodegones en los que podemos decidir, a veces hasta el más mínimo detalle, qué ocupa cada parte del encuadre. En Fotografía de calle no, las cosas pasan y nosotros las capturamos con nuestras cámaras, para lo que a menudo sólo tenemos una oportunidad.

En parte por eso es tan fácil pensar “si yo hubiese presenciado lo mismo habría hecho esa foto”. Ahí está la trampa: en creer que esa gran fotografía de calle es consecuencia de lo que pasaba y no tanto de lo que hizo el autor.

Piénsalo bien: ¿acaso todas las grandes imágenes callejeras que te atraen lo hacen únicamente por lo que sucede en ellas? ¿Es sólo el contenido lo que funciona? No lo creo.

Sólo vemos el resultado de un proceso complejo

Siempre tenemos que tener en cuenta que una fotografía de un gran fotógrafo es el producto de un proceso más o menos largo y más o menos consciente, ya que con la práctica se llega a desarrollar una forma de fotografiar prácticamente intuitiva.

Funciona como un embudo por el que al final sólo pasa una imagen: de todas las posibilidades (en la calle son prácticamente infinitas) el fotógrafo decide centrarse en un evento, un lugar, un detalle o un gesto, con lo que ya está dejando fuera muchas opciones, después decide cómo fotografiarlo (y de nuevo descarta un montón de posibilidades técnicas y compositivas). Quizás hace más de una imagen o no, pero no fotografía indefinidamente (otra vez, selecciona el instante o instantes que quiere inmortalizar), y después, en el momento de la edición (en el sentido de seleccionar las mejores fotografías) se queda con una única imagen (o con ninguna).

El espectro es casi infinito: frente a un evento que dura un determinado lapso de tiempo (horas, minutos, segundos, milésimas de segundo) el fotógrafo escoge el punto desde el que fotografiar, el ángulo, la distancia focal, los ajustes de cámara, el fondo, el instante en el que pulsar el botón… Y después elige entre las imágenes que ha hecho. Si de esa sucesión de elecciones (que en realidad significa descartar cada vez más y más cosas) sale una imagen ésta es la consecuencia de muchas pequeñas decisiones.

Cuando un maestro decide mostrar una fotografía en realidad lo que está haciendo es no enseñarnos todas las demás, los “errores” (esto va entre comillas porque a menudo a base de decisiones equivocadas es como nos acercamos al mejor resultado).

No vemos el proceso sino sólo su punto álgido, algo similar al momento decisivo que siempre se asocia a Henri Cartier-Bresson (y que en realidad no es un término ideado por él, como descubrimos en este pequeño gran libro titulado “Ver es un Todo”). Es decir, vemos la intersección de un montón de decisiones (me voy a centrar en esto, voy a configurar la cámara así, voy a colocarme aquí, voy a disparar cuando pase esto, voy a quedarme sólo con esta fotografía porque es la que funciona).

Nadie tiene tanta suerte

En el primer párrafo te hablaba de que esto de “quitar mérito” a las imágenes de los grandes sucede sobre todo si las vemos una a una, por separado; es fácil atribuir una buena fotografía a una cierta cantidad de suerte o a un instante afortunado. Seguro que la suerte también ayuda a los grandes (al fin y al cabo se pasan tanto tiempo trabajando en su Fotografía que las probabilidades de que “se topen con ella” son más altas), pero nadie tiene tanta suerte como para construir una carrera a base de acontecimientos felices…

Durante el Taller de Composición y Lenguaje Visual abordo este tema apoyándome en esta (increíble) imagen de Jonas Bendiksen. Al verla podemos pensar que Bendiksen iba conduciendo por la estepa rusa y que al salir de una curva se encontró esa escena de aspecto irreal (cuando pido a mis alumnos que la describan con una única palabra además de ese término salen otros como surreal, onírica, imposible…), sin embargo esa fotografía es, tal y como se puede comprobar en el libro Magnum Contact Sheets (magnífico para vivir las fotos desde dentro), la consecuencia de un montón de pequeñas decisiones que al final desembocan en una obra de arte. También, como te decía al principio, la Fotografía de calle está llena de ejemplos de perseverancia y decisiones acertadas como la espectacular imagen que Pau Buscató nos explica con todo lujo de detalles en esta entrada.


No cometamos el error de pensar “si yo hubiese visto eso también lo hubiese fotografiado”. Lo que vemos en una gran foto es, casi siempre, el resultado de un montón de decisiones que a la vez son consecuencia del bagaje del autor, de su cultura visual (y de la otra), de las miles de fotografías que ha intentado antes que esa y de las que ha aprendido.

Lo que vemos en una gran fotografía de calle no sucedió como lo vemos, cómo lo vemos es el resultado de las decisiones del autor. Tú y yo no hubiésemos hecho lo mismo, y es mejor así. Quizás también lograríamos una buena imagen también pero las posibilidades de que fuesen exactamente la misma fotografía son ridículamente pequeñas…

Una imagen tomada durante 1/500 de segundo no es únicamente esos 0,002 segundos sino todo lo que ha pasado antes, eso incluye las experiencias del fotógrafo, sus dudas, sus certezas, todo lo que ha aprendido y todo lo que se ha obligado a desaprender a lo largo de su vida.

Por eso vidas distintas deberían significar fotografías distintas.

2 comentarios en «No, tú y yo no hubiésemos hecho esa fotografía (de calle)»

  1. Hola Jota enhorabuena por el genial blog!!!
    Me gustaria hacer una consulta sobre la fotografia de calle que tengo desde bastante tiempo atrás.
    En muchas de las fotografías de los primeros espadas de esta modalidad, aparecen personas en las que se ven sus rostros.
    Yo llevo varios años, como aficionado, tomando fotografías que podrían etiquetarse como ” fotografia de calle” pero nunva las he publicado ni les he dado publicidad, precisamente por no saber si es legal o no, y que se identifiquen adultos o niños, sin tener su permiso. La idea que tengo es que No se pueden capturar ni difundir ni publicar.
    Me podrías aclarar este tema?
    Muchisimas gracias

    Responder

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