Si hay algo que me apasiona tanto como la Fotografía es viajar (esas dos son, junto con la música, las únicas tres cosas sin las que no puedo imaginar mi vida). Generalmente visito ciudades, aunque puedo disfrutar de un paisaje y de su tranquilidad necesito la energía de la vida en las calles, cruzarme con gente diferente, ver sus comportamiento e imaginar sus historias.
Y es que mi padre dice a menudo que no podemos olvidar que cada persona con la que nos topamos tiene una vida de la que no tenemos ni idea; es algo que trato de mantener siempre en mente como una fórmula de respeto y también, lo admito, como un estímulo para mi imaginación.
Además, últimamente he estado reflexionando sobre si es buena idea hacer como Alex Webb y leer algún libro relacionado con el lugar al que vas a viajar o, por el contrario, llegar sin ninguna idea preconcebida. Me inclino a pensar que la primera opción es la acertada; al fin y al cabo en esta época de exceso de información es prácticamente imposible llegar a un lugar sin prejuicios, así que lo mejor es escoger uno mismo las referencias.
Y en estas llega a tus manos un libro que no te esperabas (y de la manera más inesperada y extraordinaria) y en cierta forma, aún habiendo escapado por completo a tu radar hasta ese momento, encaja a la perfección en tus esquemas: Peter de Carma Casulá ha sido una maravillosa sorpresa que no sólo me ha acercado a las calles de una ciudad fascinante, también me ha permitido conocer su historia y la de sus vecinos y ha encendido una llama que creo que sólo se apagará cuando visite San Petersburgo.
Estructura y forma
Siempre digo que los libros me fascinan no sólo en base a su contenido (que sí y sobre todo), sino también como objetos. Coger un libro en las manos tiene algo de mágico, y tanto el tacto como el olor se unen a la vista para crear una experiencia que a menudo es inigualable. Te digo esto porque si bien Peter me ha fascinado como trabajo también me ha encantado en lo físico; su encuadernación con ese estampado como de papel de pared, con el título y el nombre de la autora en un rojo intenso (claro, cómo no) me atrapó desde el primer momento.
El libro tiene un tamaño de 17 por 23 centímetros y 144 páginas. Se abre con un texto a cargo de la autora (al igual que las fotografías, todos los textos son suyos y se muestran tanto en inglés como en castellano). En él presenta la ciudad que estamos a punto de descubrir de su mano como un lugar complejo y contradictorio y nos adelanta la estructura del libro.
A lo largo de las páginas de Peter caminamos por los lugares más emblemáticos de la ciudad y por su periferia a través de imágenes a doble página, escenas plagadas de gente o completamente abandonadas, en espacios abiertos o cerrados y a lo largo de las distintas estaciones del año.
De tanto en tanto nos topamos con retratos de sus habitantes en sus espacios vitales (casi como si nos cruzásemos con ellos) de diferentes estratos sociales y ocupaciones, médicos y jubilados, operarios de mantenimiento y militares, modelos y sacerdotes ortodoxos, todos ellos acompañados de textos en los que se recogen sus historias y de las fotografías de su lugar favorito y el objeto por el que sienten más apego.
Contenidos
Las páginas de Peter no sólo nos permiten descubrir la superficie de San Petersburgo (eso que verías en un viaje turístico), también nos muestran una ciudad en la que se libra una lucha entre el pasado y el futuro-presente, la necesidad de mantener la identidad frente a la globalización se abre paso como un elefante en una cacharrería.
Las (magníficas) imágenes evidencian las contradicciones a las que se refiere Casulá en el prefacio: jóvenes disfrutando despreocupadamente de una piscina bajo una estatua de Lenin y su brazo extendido, anuncios de marcas occidentales (IKEA, Marlboro, Renault, la omnipresente Coca-Cola) sobre y al lado viejos edificios de diseño socialista o niños jugando en lo que antes fueron nidos de ametralladoras. A la vez podemos sentir el peso cada vez mayor de la religión ortodoxa tras décadas de prohibición durante el régimen socialista.
Los relatos de los vecinos de lo que antes fue Leningrado y antes de eso Petrogrado nos hablan de un pasado con capítulos terribles que han marcado inevitablemente el carácter de la ciudad y de sus vecinos, como el bloqueo durante la Segunda Guerra Mundial durante el que murieron más de un millón de personas o las purgas estalinistas y los campos de concentración.
Frente a quienes sufrieron en sus propias carnes el pasado, la nostalgia de quien lo echa de menos, la desconfianza del que mira a occidente como un viejo enemigo o la pujanza de quien ha encontrado en los nuevos tiempos la oportunidad de medrar mientras los demás siguen viviendo bajo las severas condiciones impuestas por el gobierno, que se traducen en un poder adquisitivo reducido y en una vida muy austera.
Volvemos a las calles y sí, comprobamos que el pasado sigue allí en el recuerdo a los muertos, en los enormes edificios administrativos y en las estatuas y los retratos de los viejos líderes. A la vez que el futuro se cuela por todas las rendijas en forma de turistas, modas occidentales y productos de consumo de masas. Mientras tanto, los piterburgueses parecen empeñados en salvaguardar su identidad y mantener muy presente el pasado en sus espacios privados, quizás lo único que queda ya de aquella vieja capital imperial.
En definitiva
No puedes conocer de verdad un lugar si no te empapas de dos cosas que en realidad están unidas: su historia y sus gentes. Por eso Peter de Carma Casulá no es únicamente un fabuloso libro de Fotografía, también es un relato apasionante sobre el pasado de una de las ciudades más fascinantes, uno de esos que hacen que te preguntes por su futuro y, por extensión, por el de todos los lugares tal y como los hemos conocido hasta ahora.
Para saber más
Título: Peter.
Autor: Carma Casulá (fotografías, texto y edición).
Editorial: RM.
Año de publicación: 2016.
En una frase: Adéntrate en las calles y las casas de los habitantes de San Petersburgo y conoce el presente y pasado de una ciudad con una historia apasionante.
Dónde conseguirlo: Compra tu ejemplar de Peter en este enlace (con sólo un par de clics).
Bonus: mira las fotografías de Peter en la web de Carma Casulá (pero no dejes de verlas en papel si tienes ocasión!).
Otras grandes obras que no deberías perderte:
- Leer, André Kertész
- American Realities, Joakim Eskildsen
- Uncle Charlie, Marc Asnin
- Gitanos, Josef Koudelka
- Minutes to Midnight, Trent Parke
Recuerda que todos los libros que han ido pasando por el blog aparecen por orden de publicación en el apartado de recomendaciones, además tienes este listado con mis 10 libros de Fotografía absolutamente imprescindibles.
¿Qué te parece Peter? ¿Lo conocías? ¿Sabes de algún libro similar que quieras recomendarnos? Comparte tus impresiones a través de los comentarios. Si te ha parecido interesante, no dejes de compartirlo en tus redes… Gracias!
Gran descubrimiento Jota! Muchas gracias. Me gusta ver el trabajo de fotógrafos sobre sitios en los que he estado y cómo son capaces de ir más allá de los obvio. Como siempre, cuánto por aprender!
Un abrazo.
Hola Juan!
Mientras escribía la entrada me acordé de ti, estaba deseando saber qué opinabas, aunque en el fondo suponía que los tiros iban a ir por ahí.
Abrazo y gracias!
Jota.
El libro debe ser estupendo de obligada lectura, claro que la descripción que haces de él es fabulosa.
Gracias
Hola! Gracias Pilar! :)
La verdad es que fue un descubrimiento maravilloso, creo que se me nota un poco.
Saludos!
Jota.