
Esta vez me he ido al libro Maestros de la Fotografía para escoger la imagen que voy a tratar de desmenuzar (tienes una reseña en profundidad de Maestros de la Fotografía en este enlace), mientras pasaba las hojas esta captura de William Albert Allard me llamó poderosamente la atención.
Aunque ya la había visto en su día está claro que leer un libro para decidir si debo recomendártelo o no y hojearlo con calma dejando que las fotos “te hablen” son dos cosas muy diferentes. Cuando hoy vi el gesto de ese viejo cowboy tuve claro que no podía ser otra.
Casualmente (o no) hoy también leí en el mismo libro una frase de David Alan Harvey que le va como anillo al dedo a esta instantánea:
No fotografíes lo que parece. Fotografía la sensación que transmite.
David A. Harvey
Pero antes de sumergirnos en la fotografía te hablaré de su autor, a quien no conocía hasta hace muy poco (y fue gracias a Maestros de la Fotografía, por cierto). William Albert Allard es hijo de inmigrantes suecos que llegaron a Estados Unidos a principios del siglo XX. Nació en 1937 y estudió en la Escuela de Arte de Minneapolis y en la Universidad de Minnesota. Comenzó como becario en la National Geographic y desde entonces ha contribuido de una manera u otra en 42 reportajes (primero como fotógrafo en plantilla y posteriormente como freelance, y también como escritor). Ha publicado 5 libros, entre los que está Vanishing Breed (1982) que incluye esta imagen. En su página web se define como un “fotógrafo de personas”.
La imagen
Todo parte del rostro de Henry Gray, un cowboy de 72 años que ahí aparece sumido en sus pensamientos, transmitiendo una sensación de infinita nostalgia y, si me apuras, de fragilidad, lo que en cierta forma contrasta con su postura con los brazos en jarras que normalmente asociamos a una actitud de seguridad y fuerza.
El gesto de Gray es consecuencia de la forma de trabajar de Allard, que la explica así:
Suelo decirles: “Intenta olvidar que estoy aquí. No voy a pedirte que poses, no voy a pedirte que hagas algo”. Es importante que me permitan estar ahí, estar presente.
William Albert Allard
No hay duda de que el vaquero permanece ajeno al hecho de ser fotografiado. Esa cara dirigida hacia abajo es el arranque de una pequeña historia que acaban de contar el resto de elementos de la imagen.
De modo que, aunque Gray no está en el centro (de hecho está al límite del encuadre) se erige en la figura principal de la imagen. Eso sucede siempre cuando hay un rostro que destaca lo suficiente del entorno: nuestros ojos buscarán los suyos y a partir de ahí explorarán el resto de la escena.
Partiendo del cuerpo del vaquero, y probablemente siguiendo el recorrido que te muestro ahí abajo en sentido antihorario nuestra vista va saltando de un elemento a otro, todos relacionados entre sí y con el protagonista.
Son vestigios de una época que se extingue con la desparicion de una forma de vida. Ahora el gesto de melancolía de Gray adquiere un significado nuevo, quizás se debe precisamente a eso: la certeza de que el mundo que conoció (al que dedicó 50 años, según cuenta el fotógrafo) se desvanece y se reduce a recuerdos (todo queda a su espalda).
El pasado se cuela además mediante otros objetos que, si bien no se descubren al primer vistazo, contribuyen a llenar el encuadre y lo hace de forma significativa: el retrato en blanco y negro de una mujer joven (quizás la mujer de Gray), lo que parece un viejo piano reflejado en el espejo (que enmarca la figura del anciano y la hace destacar frente a un fondo iluminado) y un reloj que podría leerse como una nueva referencia al pasado.

Y así, todos los elementos de la imagen refuerzan la sensación que sugiere la cara del protagonista, una mezcla de resignación y tristeza que al combinarse con aquellos transmutan en melancolía y añoranza.
La imagen de Allard es una clase magistral sobre cómo contar una historia en una única fotografía y todo porque, como dice David Alan Harvey, sabe cómo fotografiar las sensaciones y no únicamente lo que se ve a simple vista…
Nota: la estética de esta imagen me recuerda mucho a la de American Realities, un libro sobre el fracaso del sueño americano. Es curioso, porque en el fondo hablan de cosas bastante parecidas…
¿Qué te parece la imagen de William Albert Allard? ¿Cómo la lees tú? ¿Ves algo que yo he pasado por alto? ¿Tienes alguna referencia que te recuerde a ella, tanto en el tema como en el tratamiento? Cuéntame tus impresiones a través de los comentarios, y no dejes de compartir esta entrada en tus redes si te ha parecido interesante… Gracias!