
Es perfectamente normal que tu criterio a la hora de hacer y editar tus fotografías (en el sentido de elegir aquellas que quieres conservar) vaya cambiando con el paso del tiempo. Al fin y al cabo si te dedicas a una actividad durante un periodo lo suficientemente largo acaba apareciendo una evolución.
Un ejemplo que viene al caso: a menudo durante los diferentes talleres los asistentes comparten que muchas de las fotografías que habían hecho tiempo atrás y considerado sus mejores fotos ya no les emocionan como entonces. Eso es algo bueno. Muy bueno en realidad; significa que se están volviendo más exigentes consigo mismos, que ya no se conforman con la primera versión y que están empezando a construir un estilo (un término bastante difuso, por cierto, que daría para una entrada muy extensa).
Uno de los cambios más interesantes a la hora de fotografiar se produce con las normas de composición. Ya sabes, esas que nos hablan de la regla de los tercios, de equilibrio, de líneas, formas y demás. Al igual que pasa con la técnica, conocer los principios de composición (qué funciona, cómo y por qué) es uno de los primeros pasos que nos tenemos que plantear a la hora de aprender Fotografía.
A la vez es un paso que de tanto en tanto conviene desandar. Porque de la misma forma que una foto técnicamente perfecta no tiene por qué gustarte, una foto que cumple escrupulosamente las normas de composición clásicas no tiene por qué emocionarte.
De hecho fotografiar sin ceñirte siempre a lo académico (y aquí hablo tanto de técnica como de composición) puede ser una forma de recuperar la frescura que te acompañaba cuando no sabías nada de apertura, ISO, simetría y equilibrio, por ejemplo.
La imagen
Técnica y ajustes de cámara
El día es soleado y me encuentro en un espacio abierto (la entrada a la Rúa San Pedro, en Santiago de Compostela), así que he ajustado mi cámara en una sensibilidad ISO 400. En un rato entraré en el casco histórico de la ciudad, donde abundan las sombras incluso a plena luz del día, allí aumentaré la sensibilidad como mínimo hasta ISO 800.
El resto son mis ajustes habituales para Fotografía de calle: prioridad a la apertura con un diafragma f/8. Con tanta luz y la sensibilidad elegida la velocidad de obturación seleccionada por la cámara garantiza que nada saldrá movido, ni siquiera aunque fotografíe al vuelo (1/800 de segundo).
Composición
Llego al paso de cebra a la vez que ella. Está tan pendiente del tráfico que no repara en mí y en mi cámara. No hay nadie detrás y la Rúa das Rodas está despejada. Decido aprovechar esa circunstancia y fotografiarla de tal forma que las líneas de la calle y los tejados confluyan sobre su cuerpo, dirigiendo la vista hacia ella.
Cuando el semáforo se abre comienza a caminar, sigue mirando más allá de mí, hacia la izquierda (bien por eso, así su cara será un centro de atención más claro). Hago un primer disparo, demasiado lejos.
Me acerco un par de pasos e inclino la cámara en la dirección en la que caminamos, si voy a congelar el movimiento ¿por qué no dejar a un lado lo “correcto” y hacer que el horizonte caiga de forma acusada?
Clic.
Cuéntame, ¿eres de los que tratan de aplicar las normas de composición deliberadamente siempre y en toda ocasión o por el contrario de vez en tanto te das permiso para saltártelas? ¿Te sientes cómodo cuando una foto te gusta aunque vaya en contra de ellas? Comparte tus impresiones a través de los comentarios, y si te ha gustado la entrada, no olvides compartirla en tus redes. Gracias!