
Es un comentario recurrente en mis cursos de Fotografía callejera: “es que a menudo en la calle no tienes una segunda oportunidad, y cuando quieres hacer la foto el momento se ha esfumado.”
Muy cierto: la calle es impredecible y muchas veces no nos da tiempo ni de intentar una fotografía antes de que la situación haya cambiado por completo ante nuestros ojos.
Aún así hay formas de aumentar nuestras posibilidades, y de eso precisamente va esta entrada. Pero antes, deja que te cuente que esa imprevisibilidad tiene también una ventaja enorme de la que a veces no somos conscientes.
Me ha sucedido en un montón de ocasiones: veo el potencial de una escena, me preparo y camino hasta estar en un punto en el que pueda llenar el encuadre (hace mucho que no uso objetivos zoom), cuando estoy preparado – o incluso antes – lo que había llamado mi atención desaparece para dar paso a una oportunidad todavía mejor que ni siquiera había imaginado al principio.
Asociamos imprevisibilidad a la imposibilidad de controlar lo que pasa y eso puede frustrarnos, pero a menudo esa falta de control nos regala fotos mejores.
Exactamente eso fue lo que sucedió segundos antes de esta foto.
La imagen
Contexto
Estoy en la estación de autobuses de Vitoria tras impartir un taller de Fotografía callejera con la gente de Fotogasteiz. A mi lado está Auxi, ya mucho más amiga que alumna y que ha venido desde Valencia para unirse al curso; antes ha estado en ediciones celebradas en Valencia, Oporto, Berlín y así hasta 7 ciudades distintas… Por ahora!
Estamos en el hall de la estación, esperando el autobús que nos llevará a Bilbao para regresar a nuestras casas en avión. Es diciembre y tras un fin de semana cubierto y frío hoy al fin hace sol. La hora – aún no son las 9 de la mañana – va a ser determinante para el resultado final.
La luz entra lateralmente y casi a ras de suelo a través de la fachada de cristal de la estación. Cuando miro en dirección al andén veo una mujer vestida con lo que parece un burka rojo. De pie, destaca entre el resto de pasajeros vestidos con ropas de colores neutros. El sol la ilumina desde atrás creando un borde de luz sobre su silueta.
– Ahora vengo, Auxi.
Me levanto y salgo hacia los andenes. Llevo la cámara en mis ajustes por defecto para Fotografía callejera. Cuando estoy relativamente cerca de la mujer pero no lo suficiente como para disparar (llevo montado un objetivo de 35mm) se marcha de allí, dejándome con un palmo de narices.
Ni siquiera he tenido tiempo de llevarme la cámara al ojo.
Entonces, plantado en medio del andén y todavía pensando en la ocasión perdida, veo por el rabillo del ojo una sombra sobre una columna. Los cristales de la estación tienen adhesivos con forma de aves rapaces para que los pájaros más pequeños se asusten y no choquen, la posición tan baja del sol hace que la sombra de uno de ellos se proyecte justo sobre la columna que hay a la espalda de un hombre mayor.
Entre ambos hay un espacio demasiado grande como para que se conecten visualmente, pero la altura es casi perfecta.
Cuando levanto la vista nuestras miradas se cruzan y en aquel preciso instante sé que en cuanto suba la cámara la ocasión va a desaparecer. ¿Una nueva foto perdida? Esta vez no se me puede escapar.
Ajustes de cámara y técnica
Valoro la situación y tomo decisiones mientras me aproximo sin mirar a la escena directamente (estoy convencido de que solo tendré una oportunidad de disparar):
- Para llenar el encuadre con la columna y el hombre voy a tener que acercarme bastante. Dado que llevo una cámara full frame necesito un número f alto para que ambos queden nítidos (con los mismo parámetros de apertura, focal y distancia la profundidad de campo es menor con un sensor grande). Decido aumentar el número f hasta 16.
- Para que la velocidad no baje demasiado como consecuencia de una apertura muy pequeña incremento ISO hasta 640.
- Voy a enfocar sobre el hombre dejándolo a la derecha con la sombra en medio, así que muevo el punto de enfoque a esa zona del encuadre, a media altura.
- El resto de ajustes son los de siempre: medición matricial, autoenfoque sencillo y una ligera subexposición (-1/3 EV).
Me coloco de manera que la columna coincida justo sobre la espalda mientras hago esos ajustes con la cámara a la altura de la cadera. Cuando estoy a la distancia y con el ángulo adecuados me agacho ligeramente mientras la llevo al ojo, encuadro, enfoco pulsando el botón de disparo hasta la mitad, el hombre me mira.
Clic.
El viajero se oculta tras la columna, pero esta vez sí que la tengo.
No podemos controlar lo que pasa en la calle, aceptémoslo. Y entendamos que a veces la oportunidad se esfuma para dejar paso a otras todavía mejores.
Eso sí, no confiemos el resultado por completo a lo que sucede frente a nuestros ojos, conocer nuestra herramienta para adaptarnos rápidamente a los cambios y dominar la técnica para aprovechar las circunstancias posibilitará que consigamos fotos donde de otra manera no obtendríamos nada. Ya sabes que opino que en fotografía de calle la suerte no existe.
¿Qué piensas? ¿Cómo te mueves para aumentar tus probabilidades? ¿Cómo configuras tu cámara? Me encantará conocer tus impresiones y experiencia a través de los comentarios.
Gracias por estar ahí y por compartir mis contenidos.
Hasta pronto.
Jota.