Probablemente conoces la historia: la exposición Photographs by William Eggleston en el MoMA de Nueva York y la consiguiente publicación del libro que te acerco hoy, William Eggleston’s Guide, levantaron ampollas en los estamentos artísticos a mediados de la década de 1970. Era la primera vez que se exponía el trabajo en color de un autor individual y que se volcaba en una obra en papel, hasta entonces para que la Fotografía fuese considerada arte tenía que presentarse en blanco y negro. Por si fuera poco, las imágenes de Eggleston representaban objetos banales y situaciones anodinas, aparentemente sin interés.
Estamos tan acostumbrados a las imágenes que a veces emitimos juicios en una décima de segundo, decidiendo qué nos satisface y qué no; hasta el punto de que no somos muy distintos a aquellos críticos que se revolvieron con furia contra Eggleston, el MoMA y el propio John Szarkowski ante un trabajo sobre el que hoy hay casi unanimidad al calificarlo de fundamental. Hay obras que, como esta, merecen una segunda lectura para descubrir que bajo la superficie podría esconderse algo más…
Estructura y forma
William Eggleston’s Guide tiene la apariencia de un anuario, forrado de forma que simula piel negra y con el título impreso en letras doradas, justo bajo una de las imágenes más reconocibles del autor: la del triciclo fotografiado de tal manera que parece enorme respecto a una calle desierta del algún barrio residencial estadounidense.
Esta edición de 2002 es un facsímil de la original de 1976 y por tanto virtualmente idéntica, a excepción de que se ha tratado de nuevo el color de las diapositivas de 35mm para conseguir una mejor reproducción de los tonos. Tiene 112 páginas con formato cuadrado (de 23 centímetros de lado), las 16 primeras, de color verde, incluyen los créditos y el prólogo a cargo de John Szarkowski, director de Fotografía del MoMA entre 1962 y 1991, a partir de ahí las 48 imágenes seleccionadas en su día entre 375 tomas efectuadas hasta 1971 ocupan únicamente las páginas de la derecha, con un generoso espacio en blanco alrededor, mientras las de la izquierda informan mínimamente de dónde fueron tomadas (Memphis, Whitehaven, Black Bayou Plantation, near Glendora…).
El libro se cierra con un retrato de Eggleston ataviado, como de costumbre, como un dandy inglés y acompañado de una breve biografía de sólo un par de párrafos.
Contenido
Prólogo de John Szarkowski
En su texto, el reputado director de Fotografía del MoMA en aquellos años, un John Szarkowski que ha aparecido en muchas otras reseñas de libros en el blog, aborda la irrupción del color y cómo Eggleston, al contrario que muchos otros que no supieron aprovechar su potencial, contribuyó a situarlo a la altura de los trabajos en blanco y negro, al igual que hicieron Stephen Shore, Helen Levitt o John Meyerowitz.
Se profundiza en la Fotografía como forma de arte, ahondando en sus particularidades respecto a otras disciplinas, en tanto que es una herramienta de edición de la realidad (considerando ésta como un continuo del que se extraen instantes mediante la cámara) recurriendo a una combinación de técnica, intuición e intención, construyendo un mensaje en el que sujeto y forma son inseparables y en el que, en última instancia, se habla tanto del propio medio (la Fotografía) como de lo representado en ella.
De hecho, ambos [el sujeto y la forma] son probablemente la misma cosa. O, si son diferentes, se podría decir que el sujeto de una fotografía no es un punto de partida, sino su destino. John Szarkowski
Volviendo al trabajo de Eggleston se compara con un diario, en oposición al enfoque puramente documental, ya que recoge lugares y personajes habituales de la vida del fotógrafo entre los que se cuela un significado personal, no obvio. Parece que Eggleston dijo en algún momento que los sujetos sólo eran un pretexto para tomar fotografías en color, Szarkowski rechaza esa posición y sostiene que sus imágenes (que califica de perfectas) son en realidad una forma de hablar de su lugar en el mundo, de su identidad, y que además éstas, revestidas de una engañosa simplicidad (se diría que a veces incluso resultan previsibles), son el producto de una composición cuidadosamente planificada; y eso que el propio Eggleston ha asegurado en alguna ocasión que nunca intenta dos veces la misma captura:
Sólo hago una fotografía de cada cosa. Literalmente. Nunca dos. Así que una vez que he hecho esa fotografía la siguiente está esperando en algún otro lugar. William Eggleston
Las imágenes
Las fotografías de Eggleston registran objetos y situaciones corrientes, sin embargo y al contrario de lo que se podría esperar no resultan ordinarias sino, al contrario, extrañamente atractivas, casi enigmáticas a pesar de la familiaridad de los objetos (en nuestro caso más bien como consecuencia del consumo de productos de la cultura norteamericana).
El autor se confiesa admirador de Henri Cartier-Bresson, de hecho, se refiere a su obra The Decisive Moment como un pilar fundamental en su evolución como fotógrafo, aún así no deberías esperar el mismo resultado, ni siquiera uno parecido: la composición resulta engañosamente previsible, a menudo con los sujetos en el centro del encuadre, exactamente como haría alguien sin mayor interés en organizar el espacio, tampoco hay momentos decisivos como los que perseguía el francés, pero cuando las imágenes se exploran con calma se descubren un sinfín de detalles que a priori pasan desapercibidos, así como un orden más allá de lo obvio, que continuamente se apoya en las líneas para recrear volúmenes y aportar profundidad.
Hay elementos recurrentes que aparecen por separado o juntos: coches, perros, niños, mujeres, casas aisladas, carreteras… En ocasiones te parecerá entender porqué una fotografía sigue a otra, pero otras veces no será tan sencillo.
De entre todas las capturas acaba emanando una cierta sensación de melancolía; un sabor a tristeza y aislamiento que bien podría hacer que dejes de ser un mero espectador que contempla desde afuera para empezar a sentir que estás allí, en esas calles y en esas casas, siendo testigo de escenas que van de lo ordinario a lo angustioso, de lo cómico a lo claustrofóbico y de nuevo a lo aparentemente insignificante…
En definitiva
He aprendido a disfrutar de los libros que, aún sin entender muy bien por qué, me invitan a volver a ellos una y otra vez, esos que me susurran que a pesar de lo poco que he sabido ver con el primer vistazo tienen mucho más que contarme.
William Eggleston´s Guide es de esos, tras la apariencia banal de sus imágenes se esconden otras lecturas, sólo hay que superar la tentación inicial de reconocer el sujeto fotografiado y renunciar a ver más allá, para hilvanar unas imágenes con otras y dejar que entre todas nos hablen de lo que se ve y de lo que no se ve en ellas.
Para saber más
Título: William Eggleston´s Guide.
Autor: William Eggleston y John Szarkowski.
Editorial: MoMA.
Año de publicación: 2002 (facsímil de la edición original de 1976).
En una frase: Una obra clave para entender cómo la Fotografía en color llegó a ser considerada a la altura de la hecha en blanco y negro.
Dónde conseguirlo: Puedes hacerte con tu William Eggleston’s Guide en este enlace, en sólo unos segundos.
Otras obras que no deberías perderte:
- Nicaragua, Susan Meiselas
- Lírica Urbana, Helen Levitt
- Subway, Bruce Davidson
- En la Carretera, Viajes Fotográficos a Través de Norteamérica de La Fábrica
- Ver es un Todo, Conversaciones con Henri Cartier-Bresson
Todos los libros que han pasado por el blog están en la categoría correspondiente.
Me encantaría conocer tus impresiones sobre el libro y el trabajo de Eggleston a través de los comentarios. ¿Te ha gustado la entrada? Compártela! (Gracias).
Bonus:
- Selección de imágenes del libro.
- Prólogo íntegro de John Szarkowski (en inglés).
- Si quieres profundizar en la vida y obra de William Eggleston, Óscar Colorado le dedica una magnífica entrada en su blog.
Hola. Me gustó mucho tu comentario sobre la obra de este artista. ¿Vos sabrías decirme si se puede conseguir el prólogo de Szarkowski en castellano? Acabo de conocer tu página y me parece muy interesante. Voy a indagar más en ella.
Muchas gracias.
Hola Orlando! Muchas gracias por esas palabras!
No he encontrado ese texto en castellano, lo siento, me temo que no hay edición en español de ese libro, o yo al menos no la he localizado.
Un saludo!
Jota.