
Contexto
Me pregunto qué será lo que me atrae tanto de las ferias. Supongo que me gustan tanto porque forman parte de nuestra identidad y porque en ellas todavía encuentro una forma de vida que poco a poco va desapareciendo, aunque nadie lo diría al comprobar la afluencia a las más grandes, como la feria de santos en Cerdal, en el norte de Portugal. El ruido, la actividad, los colores y olores… todos esos elementos componen un cóctel del que disfruto mucho, sobre todo si la cámara va conmigo.
Es 1 de noviembre, el sol brilla en todo su esplendor en un cielo sin nubes, y eso que el día había amanecido cubierto de niebla. Recorro una y otra vez las calles que quedan entre los puestos, subo hacia la capilla de San Bento da Lagoa y acabo entre los tenderetes de comida. Es mediodía y ya hay mucha (mucha) gente, tanto que en algunos puntos es difícil caminar y sólo se puede avanzar buscando el mínimo hueco entre los asistentes.
Paso por delante de una parrilla en la que alguien coloca pollos tras abrirlos por la mitad. Me llaman la atención su destreza y sus manos, así que decido quedarme un rato por allí.
Composición y técnica
Como estoy caminando continuamente entre zonas de luz y sombra fijo la sensibilidad en ISO 800, ni demasiado alta para disparar bajo el sol ni tan baja como para perderme algún disparo bajo los toldos por una velocidad demasiado lenta. La cámara está, como casi siempre, en modo prioridad a la apertura y ajustada a un diafragma f/8.
Hago un primer disparo desde la izquierda en el que la parrilla forma una diagonal; reparo en ella y pruebo a colocarme justo delante del cocinero para que el borde metálico divida el encuadre en dos partes prácticamente iguales. Desde el principio decido que dejaré la cara fuera de la imagen para que toda la atención se vaya a lo más importante: los pollos y las manos.
Click.
Cuando ya me dispongo a marcharme veo que falta un paso en la receta. El cocinero se agacha y coge un cubo de detrás de la parrilla, para aderezar los pollos con una especie de escobilla…
Click.
Bonus: mira la “hoja de contactos” generada en Ligthroom para ver los tres disparos. Finalmente opté por trabajar con el de arriba ¿Hubieses preferido alguna de las otras dos imágenes? ¿Por qué?
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Enhorabuena por el blog. Enhorabuena por el reciente galardón bitácora. Enhorabuena por ser capaz de comunicar. Justo antes de esta entrada había leído la de porque compartir. Así que siguiendo el consejo, aquí va mi respuesta a tu pregunta. De las tres descarto de entrada la primera (no tengo un claro porque, pero fuera). Me gusta la que has elegido, pero por dinamismo daría un voto a la tercera (la diagonal de la parrilla, la profundidad en la mesa del fondo, el movimiento en el cuerpo del hombre,…) me resulta más completa.
Muchas gracias Juan, no sólo por los cumplidos, sino también por el diálogo.
Creo que la primera adolece de un fallo en tanto que el movimiento sugerido por la diagonal se corta un poco con la postura del cocinero, justo enfrentado a ella, la segunda es un poco más estática, lo sé, pero me decidí por ella por la división del espacio, a veces tiendo a ser un poco previsible y las horizontales me atrapan, no sé explicar muy bien por qué. Trato de superarlo. ;)
Me pregunto qué opinas de la foto de la chica en cuclillas…
Saludos, y gracias de nuevo!
Jota.