
Justo ayer hablaba con Sandra, responsable del magnífico podcast sobre Fotografía Destino Sifakka, de cómo me planteo la interacción con las personas que aparecen en mis fotos.
Además de contarle que siempre tengo muy presentes mis límites éticos le decía que por lo general busco que quien ve mis imágenes sienta que nadie se interpone en su experiencia, es decir, que mi forma de fotografiar busca mostrar lo que sucede sin generar fricciones y sin influir en la escena.
Pero a veces me gusta buscar algo más, una conexión entre el lector de mis fotos y la gente en la calle, al fin y al cabo cuando caminamos por ella también surgen interacciones con los demás. Y hay forma de llevarlas a tus imágenes.
La imagen
Técnica y ajustes
Camino por la explanada frente al British Museum junto a los alumnos del Taller Fotografía la Ciudad: Londres del pasado mes de junio, atento a sus movimientos pero a la vez dando todo el tiempo y el espacio para que puedan crear sus propias imágenes.
Acabo de bajar las escaleras donde he estado buscando las mías y al volver a mirar hacia el impresionante edificio que es el museo veo a este hombre sentado junto a la pared, alejado de la zona de más tránsito de gente, y me parece una buena manera de construir una imagen visualmente sencilla y a la vez potente.
Mientras vuelvo a subir las escaleras compruebo los ajustes de mi cámara: prioridad a la apertura, ISO 800 (el día empieza a abrirse y podría bajar la sensibilidad pero me gusta ir con un margen para no tener que cambiarla en caso de adentrarme en sombras o si cambia la luz), diafragma f/11 y enfoque manual a 2 m ya que esa es la distancia hiperfocal para esa apertura y la focal de mi objetivo. Esa técnica me permite no tener que pensar en qué parte de la escena quiero enfocar, si quieres comprender fácilmente la hiperfocal aquí tienes un video de sólo un minuto que te ayudará.
Estoy listo.
Composición
La idea es que el caballero de las gafas oscuras sea el protagonista de la foto. Para eso no basta con que sea el único personaje en ella, también implica restar protagonismo al resto de elementos que pueden robar atención.
Así que, todavía sin mirarle directamente para que no se sienta observado, me coloco al lado de la columna del primer término y doy un par de pasos hacia la derecha para cerrar el hueco entre las otras columnas, a través de los que se ven unas vallas y una pared al fondo.
Cuando estoy en el lugar adecuado (el hombre no ocupa exactamente el centro y así la escena no es tan estática como podría parecer) llevo la cámara al ojo. Espero a que acaben de pasar los últimos visitantes y a que esta vez el protagonista advierta mi presencia o que al menos eche un vistazo en mi dirección para generar una cierta tensión en el encuadre.
Lleva su mano izquierda a la rodilla, se incorpora ligeramente…
Y me mira.
Clic.
Me hubiese encantado mostrarte el paso a paso de la foto, como hice con una de las últimas entregas de esta categoría, pero lo cierto es que en esta ocasión sólo hubo solo un par de disparos, afortunadamente durante esos instantes nadie subió las escaleras o cruzó entre las columnas…
Te dejo la captura que hice justo a continuación de la de arriba (es un jpeg directo de cámara, sin revelar con Adobe Lightroom), para que veas la sensación tan diferente que transmite con el hombre mirando lejos de la cámara. ¿Te gusta más esta o la que he elegido finalmente?
¿Qué me cuentas? ¿Eres de los que buscan generar una conexión entre el lector de tus fotos y aquello que fotografías? ¿Qué recursos usas para lograrlo? Me encantará conocer qué piensas, déjame tus impresiones y experiencias ahí abajo, y no dejes de compartir esta entrada en tus redes si te ha parecido interesante. Gracias!