Mejorar en Fotografía es, como cualquier otro proceso, una suma de etapas más o menos diferenciadas que implica unos cuantos obstáculos a superar. Cada vez que consigues dejar atrás algo que no eras capaz de hacer, cada vez que llegas por ti mismo o con la ayuda de los demás a conclusiones que hacen que te la plantees de forma diferente estás creciendo y convirtiéndote en un fotógrafo mejor.
A lo largo de ese proceso te esperan frustraciones y dificultades, (ya sabes que si no fuese así significaría que, en el fondo, no vale la pena). Algunos de estos obstáculos son externos (la técnica, las dificultades inherentes a un determinado tipo de Fotografía, etc.), pero otros provienen de ti.
Fíjate en eso, parece que ahí hay una buena foto…
Ajustas la cámara, te acercas, escoges un buen punto de vista y compones en el visor. Disparas. Vuelves a disparar un par de veces más. Miras la pantalla trasera de tu cámara para ver qué has conseguido.
La tengo. Ya está.
Y a por otra cosa…
¿Te reconoces? (Yo sí). Y lo que es aún más importante… ¿Reconoces a tu enemigo en esa situación?
La autocomplacencia
Según la RAE, la autocomplacencia se define como la “satisfacción por los propios actos o por la propia condición o manera de ser”.
La clave es el término “satisfacción”, porque cuando creas con la cámara estar satisfecho significa conformarse, dar por bueno lo que has conseguido hasta ese momento. Algo que probablemente te lleve a creer que ya has llegado al mejor resultado que podías sacar de la situación, de ahí a dejar de esforzarse no hay prácticamente distancia. La promesa de obtener un nuevo premio en otro lugar hará que salgas de allí.
Combátela
Para contrarrestar algo tienes que comprender cómo funciona, sólo así puedes ir a la base del problema y desactivarlo antes de que despliegue toda su fuerza.
Así pues, hazte la pregunta adecuada: ¿cómo te vence la autocomplacencia? Te hace creer que ya tienes lo mejor que podías conseguir o, al menos, algo lo suficientemente bueno como para que pienses en intentar otra cosa, en otro lugar.
Partiendo de ahí ya podemos plantear algunas formas de anularla:
- Desactiva la visualización automática y no mires la pantalla trasera de tu cámara. Si no ves lo que haces no lo darás por bueno y seguirás esforzándote hasta que de verdad no puedas hacer nada más. Si crees que no puedes vivir sin echar un ojo a las fotos a medida que disparas te equivocas, sólo tienes que pensar en cómo trabajaban los más grandes y en cómo se fotografía con cámaras analógicas.
- Piensa exclusivamente en la foto que estas haciendo en ese preciso instante. Olvida la prisa, olvida lo que vas a hacer después, deja de fantasear con el resultado que imaginas, piensa sólo en lo que sucede en el visor, concéntrate en apretar el botón cuando veas algo que merezca la pena, aunque no entre en tus planes. Mantente abierto a lo inesperado.
- Trabaja la escena. Probablemente cuando revisas tus “hojas de contacto” descubres que las mejores fotografías no son las primeras de cada serie; eso es porque sólo explorando una determinada situación a fondo puedes encontrar la mejor manera de capturarla. Cambia el punto de vista, prueba con el encuadre vertical, acércate y aléjate para dejar que el entorno forme parte del resultado, sácale partido al triángulo de exposición con distintas combinaciones… Ya me entiendes.
- No imites a nadie. A veces nos conformamos porque en realidad estamos buscando algo que ya se ha hecho antes, o muy parecido. Las influencias y los referentes son necesarios pero implican también un peligro muy importante: podrían convertirnos en imitadores. Encuentra tu propia forma de mirar (para eso sí puedes apoyarte en los mejores fotógrafos) y no busques resultados a los que ya han llegado otros.
- No te conformes. Todos los consejos anteriores se pueden resumir en sólo uno: exígete siempre más. Este enemigo se oculta dentro de ti, por eso sólo tú puedes derrotarlo.
La Fotografía no es únicamente una forma de expresión y de comunicación, adentrarse en ella implica también iniciar un viaje con un destino incierto, porque a medida que avanzas el horizonte va cambiando y descubres que puedes llegar a muchos más lugares de los que imaginabas cuando dabas tus primeros pasos.
Lo lejos que llegues en ese viaje depende, muy especialmente, de si te conformas con lo que haces o si por el contrario vas a seguir buscando incansablemente, tratando de conseguir siempre y en cada ocasión la mejor imagen posible. En definitiva, depende de si vas a vencer a uno de tus peores enemigos: la autocomplacencia.
¿Cómo la combates tú? Anímate a compartir tu experiencia y tus reflexiones ahí abajo, en comentarios, estoy seguro de que todos aprenderemos con ellas. Y recuerda compartir la entrada entre tus amigos para que otros puedan sumarse… Gracias!
Genial artículo Jota. Como bien dices se siente uno reflejado en esa forma de actuar. El problema es que a veces disponemos de poco tiempo y prisas por el ritmo diario.
Disponer de tiempo y recrearse en distintos puntos de vista de una escena puede ser un buen recurso para combatirla.
Saludos
Gracias Paco!
Claro, soy consciente de que a veces no hay más remedio que ir a tiro fijo… La entrada está más bien pensada para cuando somos nosotros los que nos autolimitamos al darnos por satisfechos, algo que me pasa más veces de lo que me gustaría ;)
Un saludo, como siempre, es un placer contar con tu visita por aquí.
Jota
Muy buena reflexión!
Mis fotos preferidas, a las que mas cariño les tengo, las he disfrutado tranquilo, “sintiendo” el lugar,el sol o el frío…de momento son poquitas, pero me voy quedando con esto.Sin embargo, otras muchas veces las prisas por conseguir algo decente hacen que dispare casi sin pensar, de esos momentos casi ni me acuerdo.
Saludos y animo con tu trabajo!!
Hola Javi. :)
Gracias por pasar y comentar, antes de nada!
Estoy al 100% de acuerdo contigo, a veces el proceso es incluso más importante que las propias fotos, yo también tengo recuerdos de haber disfrutado mucho de sesiones y salidas con la cámara (incluso aunque no me haya traído nada destacable). Además, generalmente cómo vives el momento acaba influyendo en cómo fotografías, de modo que si estás cómodo las probabilidades de hacer algo bueno aumentan y, si no sucede, al menos habrás pasado un buen rato.
Saludos, y gracias de nuevo. :D
Jota.