¿Qué objetivo debe cumplir el título de una fotografía? ¿Debe aportarle algo más que un nombre? Algunos consiguen condicionar tu opinión acerca de la fotografía a la que acompañan, pueden predisponerte a interpretarla de una determinada manera (sobre todo si aparecen antes y por separado de la imagen, como en el caso de un enlace para llegar a ella), y otros son capaces de otorgar importancia a aquello que, de no haber sido nombrado de antemano, nunca te parecería el motivo principal.
A veces los títulos son lo único interesante del binomio que forman con la fotografía a la que acompañan.
Wilson Hicks, editor de LIFE entre los años 1937 y 1950, sostenía que la unidad básica del fotoperiodismo es una imagen con palabras, esto sin duda es cierto en el ámbito del reportaje fotográfico, donde la fotografía complementa a las palabra y viceversa; cada una de ellas contribuye al mensaje aportando sus fortalezas, mientras la otra cubre sus puntos débiles, allí donde no llega.
Pero no deberíamos confundir título con “pie de foto”. Cuando hablamos de una sola fotografía mostrada para ser valorada estéticamente y que no sirve como apoyo a una historia, la pregunta es si aquella no debería ser lo suficientemente clara y potente como para leerse sin necesidad de un título que la describa hasta casi el último detalle o que nos diga qué pensar de (o con) ella.
Hay multitud de ejemplos de fotografías a las que sólo acompaña un “S/T” o a lo sumo un nombre de lugar y una fecha, dos elementos que aportan un contexto probablemente útil para situar al espectador, pero insuficiente para condicionar la interpretación que hace de su apariencia. Una imagen presentada así, desnuda, es como un funambulista que recorre el alambre sin pértiga con la que equilibrarse y sin red que lo proteja de la caída; sólo si es lo suficientemente buena se las apañará sin palabras que la sostengan, en caso contrario se precipitará al vacío.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Pones título a tus fotos? ¿Cuentas en él lo que quieres que los otros veamos en ellas o eres de los que dejan todo a la interpretación de los demás? Cuéntame tus impresiones y tu experiencia a través de los comentarios, y no dejes de compartir esta entrada en tus redes si te ha parecido interesante… Gracias!
Totalmente de acuerdo con lo que dices. No me gustan esas descripciones de una foto en las que explican detalles que llegan a crear un conjunto foto/texto, prefiero la foto y que cada cual vea en ella lo que quiera. Pero quizá el título es diferente, ya que es algo directo y sencillo que contribuye a dos cosas: distinguir la foto del resto (como el nombre que le ponemos a un hijo) y/o sintetizar la intención del fotógrafo. Saludos.
Me apunto esas dos funciones para el título. Entre ambas me quedo con la de nombrar a nuestras imágenes, al fin y al cabo son creaciones nuestras, y se merecen algo por lo que llamarlas. En cuanto a la intención, me debato entre afirmar si debe ser obvia sin palabras o si éstas deben ayudar a descubrirla, aunque sea mínimamente…
Gracias por pasarte y contar, Carlos. Un placer leerte por aquí.
Jota.
Estoy de acuerdo con Carlos. El título muchas veces ayuda a guiarnos hacia la intención de interpretación del autor y la complementa. Intento hacer el esfuerzo de poner título en las fotos que publico en mi fotoblog, y a veces me resulta muy difícil, más incluso que ver la foto en el momento de tomarla. ¿No os sucede lo mismo?
En cuento a las largas descripciones que a veces acompañan a una foto (interpretaciones transversales de una realidad oculta y demás absurdeces del arte moderno – http://cienojetes.com/2014/02/19/concepto-fotografia/ ) en la mayoria de las ocasiones me sobran.
Saludos.
Es un debate interesante, me alegra que haya surgido.
Sin duda el título puede, además de “poner un nombre” a la foto, guiarnos en su interpretación. No veo nada malo en ello, pero me cuestiono si un título debe explicarla hasta el punto de decirte qué tienes que pensar de ella. A veces creo que un título debería dejar el mayor margen posible para que descubramos por nosotros mismos qué pensar de la imagen que tenemos delante, por eso empiezo a inclinarme por títulos breves y mínimos. De ahí la distinción con respecto al pie de foto, cuya existencia responde a complementar la información de la fotografía, llegando a donde ésta, por muy potente que sea, no llega (pero pensemos que el pie de foto tiene sentido en el ámbito periodístico, no tanto en el “artístico”).
En cuanto a las largas descripciones pues a veces también sobran, claro, pero es más fácil pasar de esos textos interminables que del título porque generalmente viene antes de la imagen y en menor o mayor medida condiciona tu primera lectura de ella.
Gracias por el aporte Marcos, me gusta tu argumentación. :)
Apertas, Jota.
Me Me parece un debate interesante. Yo suelo “escuchar” a la foto. A veces, me pide un breve título para, como decís, diferenciarla o clasificarla. Otras veces, me dice que no hace falta título, y otras, incluso (aunque muy puntualmente), pongo una brevísima reflexión personal. Sin embargo, muchas veces tengo la duda de qué es lo mejor, y por eso me gustan los debates como éste :)
Hola Flora! Claro, depende de cada uno y de cada foto, aunque personalmente me gusta que éstas hablen por sí mismas, en general, a veces también sucumbo a la tentación de sumar alguna palabra.
Gracias por aportar!
Jota.
También pienso que la foto de por sí tiene que tener la fuerza suficiente para ser interpretada pr el espectador. Ahora bien: la multiplicidad de sentidos es inabarcable, depende de contextos y sujetos.
Yo particularmente soy reacio a poner títulos: es como cercenar la imagen que tanto esfuerzo me ha costado construir.
Así que, salvo cuestiones excepcionales, artísticas o profesionales justificadas… opino que es mejor no ponerlo.
Estoy contigo en que más información puede mejorar la experiencia, siempre y cuando la única función del texto no sea la de que apreciemos la fotografía. :) En el fondo estamos muy de acuerdo.
Un saludo.
Jota.
Las fotos deben hablar por si sólas. Hay que hacer inteligentes a los espectadores. Cuando hay que complementar una foto con un texto surge la posibilidad de que la foto no sea lo suficientemente buena.
Yo también creo que cuando queremos que funcionen por sí mismas un título no debería hacer parte del trabajo. :)
Gracias por pasar y aportar, Álvaro!
Jota.
Creo que antes de debatir la conveniencia o no del título en una fotografía habría que preguntarse que pretendemos con esa fotografía. Partiendo de la base de que la fotografía es un lenguaje con el que el fotógrafo se comunica deberíamos saber si el autor quiere que su mensaje llegue al espectador de forma clara o prefiere que cada cual haga su interpretación (con lo que el hecho comunicativo se distorsiona).
No conozco ninguna disciplina artística que no use títulos, incluso las mas “directas” como la novela lo usan. Entiendo que el título no tiene nada que ver, o no debería tenerlo, con la calidad de la obra. Es una guía, una pista, del mensaje del autor nos quiere comunicar, es quizá, un seguro de que el mensaje llegará correctamente.
Hola Juan.
Creo que tienes razón en tu planteamiento, quizás en mi post no fui lo suficientemente específico: la idea es que en aquellas fotos en las que pretendemos que se entienda lo que queremos comunicar no deberíamos usar el título como pista, cuando no es directamente la explicación con todo detalle de aquello en lo que queremos que los otros se fijen.
Un saludo y gracias por tu aportación al debate. :)
Jota.