
A veces haces Fotografía callejera de manera consciente, preparándote al máximo y buscando las imágenes de forma incansable y otras veces ellas te asaltan sin que tengas casi tiempo para atraparlas.
Ayer por la tarde me sucedió precisamente eso: la luz y la suerte se aliaron para regalarme una fotografía con la que no contaba. Una verdadera sorpresa que atrapé por los pelos
Contexto
Son poco más de las tres y media de la tarde. Después de casi una semana en Varsovia trabajando, descansando, grabando este video sobre mis ajustes de Fotografía callejera, conociendo la ciudad y haciendo fotografías con resultados irregulares me encuentro en Stadion Narodowy, esperando al tren S2 que me llevará al aeropuerto para volver a casa (con escalas en Bruselas y Madrid).
Tras los dos últimos días de frío y lluvia (el otoño llegó súbitamente el domingo por la mañana) por fin hace sol de nuevo, aunque cualquiera diría que el frío ha llegado para quedarse.
Llevo en la mochila todo el equipo (en realidad no mucho más que la cámara y un par de objetivos). En unos minutos me arrepentiré de no tener la cámara en la mano.
Composición
El andén 2 da hacia el suroeste, así que la luz del sol se cuela a través de una cristalera de grandes rectángulos rojos y blancos (los colores de la bandera de Polonia que he visto en muchos balcones e incluso en pins y coches).
Se dibuja un patrón en el suelo: manchas rojas y grises separadas por la proyección de la estructura metálica.
Me entretengo haciendo un par de fotos de mi sombra con el móvil: me coloco de manera que mi cabeza queda “enmarcada” dentro de un rectángulo rojo. Un par de disparos, en el primero solo yo, en el segundo aprovecho que alguien pasa por delante para que todo sea un poco más tridimensional.
Nada que merezca la pena. Guardo el móvil en el bolsillo, aburrido.
Echo un vistazo hacia la pantalla que informa de que mi tren está a punto de entrar en la estación. Doy unos pasos hacia la vía y miro hacia la izquierda, por donde debería aparecer el S2. Y entonces aparece la chica del abrigo rojo caminando a grandes zancadas en mi dirección.
¿Y si pasase a mi lado? ¿Y si pudiese fotografiarla justo entre los cuadros rojos?
Y mi cámara en la mochila. Maldita sea.
Solo tengo tiempo de sacar el móvil, desbloquear la pantalla y de apuntar hacia el suelo, elevando lo justo el punto de vista para dejar fuera al resto de viajeros y hacer que el patrón ocupe la mayor extensión posible.
Miro a través de la pantalla y pulso tres veces para tratar de asegurar el disparo.
Clic. Clic. Clic.
La segunda es la buena.
Ajustes y técnica
¿Hubiera preferido hacer esta fotografía con mi cámara en lugar de con el móvil? Sin duda.
¿Me hubiese dado tiempo de preparar los ajustes para asegurar la toma? Probablemente no, solo la habría conseguido de tener todo ajustado de antemano (tiempo de exposición corto, 1/320 o todavía más breve y f/8 o aún más cerrado).
Al disparar con móvil todos los ajustes son cosa suya. El tiempo de exposición es lo suficientemente corto como para congelar el movimiento porque hay bastante luz. La profundidad de campo amplia se debe a la longitud focal de mi iPhone (29mm equivalentes), al pequeño tamaño de su sensor y a la distancia a la que apuntaba (unos dos o tres metros), y todo eso a pesar de que la apertura es de solo f/2.2.
En definitiva
Así, cuando menos te lo esperas, la calle hace magia y te regala una foto. Lección aprendida: la cámara a mano y preparada para lo que pueda pasar, y si no es así, lo menos que puedo hacer es reaccionar rápidamente con aquello que pueda usar. Porque nunca se sabe (y eso es lo mejor de todo, ¿no crees?).
Cuéntame tus impresiones a través de los comentarios, me encantará saber qué piensas.
Gracias por leerme y por compartir esta entrada entre tus contactos.
Jota.
Sí.Cuántas historias se nos han esfumado por ir “desarmados”, menos mal que estuviste rápido y atento.La foto cojonuda
Hola Antonio! Al menos el móvil siempre está cerca! :) Gracias por esas palabras. Abrazo!
Jota.
Por suerte los móviles pueden convertirse en un gran aliado para momentos decisivos. Si la foto es buena, la maquina con la que esté hecha, es algo muy secundario. Buena foto! Saludos
Hola Jorge! Sí, a veces (más de las que me gustaría) no tengo la cámara a mano, para esos momentos el móvil es mejor que nada, siempre hay una oportunidad.
Gracias por tus palabras. Saludos!
Jota.
El móvil es un gran aliado. Incluso puede ser algo más rápido todavía si no hay que desbloquear la pantalla. Es decir, si tenemos un botón de cámara en la pantalla de bloqueo, con acceso directo.
Hola Valentí! De hecho eso me salvó: solo tuve que desplazar la pantalla de bloqueo hacia la izquierda y accedí a la cámara, de haber tenido que desbloquear la pantalla y encender la cámara hubiese perdido la foto, seguro!
Un abrazo.
Jota.
Es una historia que sin duda me ha pasado mucho. Más de una vez me he visto maldiciendo para mis adentros cuando algo increíble ocurre y la cámara allá, al fondo de la maleta. Pero no por pereza, porque algunas ciudades, como en la que vivo, tener la cámara en la mano todo el tiempo sería un deporte extremo. Es lamentable pero le sube la adrenalina. Gran artículo y magnífica captura : )
Hola Juan! Gracias por tu comentario! Espero que al menos puedas usar un móvil o cualquier otra cámara, por pequeña que sea!
Un saludo!
Jota.
Hola Jota!
A ver si sacan de una vez una cámara con smartphone, en vez de un smartphone con cámara… Creo que sería la solución…
Hola Iván! Creo recordar que Kodak y/o Polaroid ya intentaron algo así, pero parece que la idea no acaba de cuajar. :)
Un saludo y gracias por tu comentario!
Jota.