Todos los años por estas fechas tiene lugar, en un pequeño pueblo de Teruel, esa reunión que los amantes de la Fotografía tenemos marcada en el calendario. No importa que aún no hayas podido asistir, seguramente has oído hablar tanto y tan bien del Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín que piensas, como yo, que algún día tendrás que vivirlo, no en vano está dirigido por Gervasio Sánchez con la colaboración de Sandra Balsells.

Esta vez tampoco estuve allí. Así que hago una nueva muesca en la agenda de ocasiones perdidas, y para lamerme la herida recurro a la ayuda de alguien que sí acudió y que ha tenido la gentileza de escribir un pequeño resumen para los lectores del blog. Te dejo con Carolina Martínez, una compañera de reuniones en torno a la Fotografía que anda embarcada en un precioso proyecto del que pronto sabrás algo por aquí.
Gracias, Carolina!
El XIV Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín, por Carolina Martínez
Cada año me propongo a solas con mi calendario cumplir dos o tres citas importantes del mundillo fotográfico. Dos o tres, porque ni el tiempo ni la cartera permiten más. Una de las citas que cada año se hacen un hueco en octubre es Albarracín, pero ya saben a veces la agenda es caprichosa y por haches o por bes, esta cita nunca llegó a fijarse en el calendario hasta este año.
Decidí recibir a mis abatidos 32 años en este seminario y armada de una maqueta, un compañero de viaje de lujo y un GPS, le plantamos cara a 1250 km y a casi 11 horas de viaje que dieron para mucha charla, alguna risa y más de una cabezadita de esta señorita que habla y que probablemente sea el peor copiloto del mundo.
Llegamos tarde ya, justos para la cena, pero suficientemente a tiempo para que al dar las doce pudiéramos brindar a gusto por mi nueva edad, recibida entre viejos conocidos y grandes amigos ya, porque todo el mundo se conoce en Albarracín, y por eso el primer año, uno tiene esa sensación de novato torpe que poco a poco se va pasando entre charla y charla. Y es que hay que ver lo que une la fotografía.
Primera experiencia en Albarracín y ya el llegar es mágico, porque aunque era de noche, los empedrados ya se erigían majestuosos, aunque fue al abrir los ojos a la mañana cuando el pueblo se mostró pletórico y orgulloso de ostentar la denominación del pueblo más bonito de España.

Las jornadas comenzaron pronto, a las 9.15 h y a pesar de los estragos producidos por el Gato, todos estábamos allí. No se crean que es fácil faltar, la propuesta es interesante, y los horarios son marcados por voz firme y sin tregua de Gervasio, siempre pendiente de que no se pierda ni un minuto y que todo vaya como tiene que ir.
Por si no lo saben, los días en Albarracín son muy largos, y las noches muy cortas. Las mañanas se ocupan con conferencias, las tardes con talleres y visionados y las noches entre las proyecciones de la iglesia y el Gato. Este año, también tuvo lugar la inauguración de dos exposiciones que corrieron a cargo de Emilio Morenatti y Nadav Kander.

La beca es la golosina más buscada en Albarracín. Se nota en todo momento los nervios y el ansia de la gente por enseñar su trabajo, y parte de la magia de Albarracín radica en este compartir. Las tardes se pasan así de mesa en mesa mostrando el trabajo a compañeros y profesores y para mí, esta es la mejor parte de este seminario, poder ver y compartir multitud de trabajos que de otra forma, probablemente se me pasarían desapercibidos. Después de asistir a este visionado cada uno se va haciendo sus quinielas, y el último día cuando se revelan los ganadores de la beca, todos nos sentimos decepcionados o satisfechos, allá cada quiniela. Este año el pleno al 15 recayó en:
- Mingo Venero (beca profesional), Silenciosa Espera
- Tamara López, Ánima
- David Salcedo, S’amorra amorra
- Lena Mucha
- Álvaro Calvo, Visión Nocturna
- Antonio González, Garum-Almadraba
Otro de mis momentos favoritos del día eran las proyecciones en la Iglesia, otro gran momento para descubrir nuevos trabajos, revisitar los de los grandes y por supuesto para dejarse sorprender en un lugar que parece un decorado, pero no lo es, es simplemente una iglesia en la que se ve fotografía.

Cada día se mostraban proyecciones con el trabajo de los ponentes de la mañana y de antiguos becados que vuelven a Albarracín a mostrar sus nuevos trabajos. De entre estos últimos, me gustaría destacar los trabajos de Jon Gorospe, Laura F. Izuzquiza y Luisa Monleón que fueron a los que yo me sentí más afín y con los que más resoné.
En cuanto a las ponencias de la mañana, todas tuvieron su interés, aunque probablemente la más recordada será la de Joan Fontcuberta entrando en la sala vestido de mono exclamando que lo hacía para estar acorde con el “circo fotográfico”. Un genio mire por donde se mire y desde mi punto de vista el más grande teórico de la imagen que tenemos en estos momentos y que consigue hacer ameno todo aquello que hace, ya que lo trata con un humor sutil y genial.

La más entrañable de las ponencias fue sin duda la de Ignasi Marroyo que a sus 86 años se ganó al público con una de las reflexiones que consiguió arrancar un “ohhh” al auditorio: “Yo lo único que he buscado en mi vida a través de la fotografía es ser feliz y ser cada día, mejor persona”, y es que la vieja escuela nos sigue dando lecciones día a día.

Una de mis conferencias favoritas fue la de Cristina de Middel que mostró sus últimos trabajos con un discurso ágil y claro, creando una gran controversia en la sala e iniciando un debate animado por Gervasio Sánchez, sobre la veracidad de la fotografía documental y la sospecha de manipulación de algunas imágenes míticas que pueblan el imaginario colectivo. Por la noche, Cristina proyectó “Esto es lo que hizo el odio” su último trabajo que realmente me fascinó, más aún después de haberla oído por la mañana.
Otra de las conferencias más polémicas fue la ofrecida por el tándem Manu Brabo – Ricardo Gª Vilanova, que además de tener enfervorizado al sector femenino crearon más de un debate entre los asistentes al seminario en el que se pudieron visionar los documentales “No me llames fotógrafo de guerra” y “Misrata Calling” que fueron un gran apoyo a la visión que dieron en su ponencia sobre la fotografía de conflicto y todo lo que ella implica. A mí personalmente me resultó fascinante, quizá porque es un tipo de fotografía que siento muy ajena y a la que pude acercarme un poco más a través de sus experiencias.

Y así, sin darnos cuenta se nos fueron cuatro días casi sin respirar en los que no queda ni un minuto libre más allá de las cena en el Chorro o en la Taba camino del Gato, así que el martes en modo cadáver me subí de nuevo al coche con la intención fallida de ser mejor copiloto que a la ida y después de 1250 km y una madrugada, alcanzamos de nuevo el hogar con sentimientos encontrados y la firme promesa de que este año, entre el calendario y yo tendría que haber un acuerdo tácito de que mis 33 amanecerán de nuevo en Alabarracín.

Fuentes
Texto íntegro de Carolina Martínez.
Las fotografías son de J. García, el fotógrafo oficial del evento.
Aquí puedes consultar el programa completo de la edición de 2014.
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1 comentario en «XIV Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín.»