En mi búsqueda constante de los mejores libros y recursos sobre Fotografía callejera llegamos a Railowsky, la mítica librería y sala de exposiciones de Valencia dirigida por Juan Pedro, un tipo que sabe muchísimo y que ha llenado las estanterías y paredes de aquel espacio de magníficos volúmenes (clásicos, actuales, referencias ineludibles y maravillosos descubrimientos).
Tras pasar un puñado de horas abriendo y ojeando libros y charlando de todo un poco salimos con una bolsa a reventar de la Fotografía de la buena y con la promesa de volver a vernos, en Valencia o donde se tercie.

Uno de los libros que me traje de allí es un volumen pequeño, titulado La Danza de las Imágenes, del que quiero hablarte hoy (no lo he encontrado online, pero sí recuerdo que en Railowsky quedaba un buen montón de ejemplares).
Su autor es Bernard Plossu, fotógrafo nacido en Vietnam, viajero incansable, autor de numerosos libros e internacionalmente reconocido. Sus bellísimas imágenes en blanco y negro, tomadas en países como España, Portugal, India y México, llegan precedidas de un texto que me ha abierto los ojos como pocos.
Así que aquí te lo dejo, acompañado de mis reflexiones.
La fotografía habla de todos los momentos aparentemente sin importancia, de que de hecho la tienen.
Bernard Plossu. La Danza de las Imágenes.
Plossu no es un fotógrafo a la caza de instantes decisivos, sus imágenes son sutiles, pausadas, aparentemente casuales. Atrapan la atención de quien las ve de una forma suave, sin estrépito, pero tienen la capacidad de sostenerla más tiempo que las fotografías obvias e inmediatas.
La fotografía es, por su sentido de observación, hermana de la literatura, y por su sentido de movimiento congelado, hermana del cine; pero el arte más cercano a la fotografía es la danza; saber situarse, moverse, avanzar, retroceder. Boubat y Cartier-Bresson, bailarines. Pero nunca decir de una foto: “Parece una pintura”, no.
Bernard Plossu. La Danza de las Imágenes.
Durante mucho tiempo la fotografía fue considerada la hermana pequeña de la pintura, las imágenes aspiraron a parecer cuadros y a ser colgadas de las paredes de los museos, esos lugares que parecen esconder el secreto de qué merece ser considerado arte y qué no.
Plossu nos recuerda que se trata de dos lenguajes completamente distintos. Nos desvela que la fotografía tiene más que ver con la literatura y el cine (dos disciplinas eminentemente narrativas), incluso con la danza, en la medida que los resultados dependen de nuestros movimientos (sobre todo, si me lo permites, en Fotografía callejera donde la forma en la que nos movemos condiciona por completo las imágenes que nos traemos a casa).
Para reforzar todavía más esta idea el libro se cierra con una reflexión de Plossu acerca de la relación entre literatura y Fotografía.
El azar juega un gran rol en la fotografía; pero al estar constantemente en vilo, tenemos el azar que merecemos. A los jóvenes fotógrafos les digo: vayan a ver a los clásicos del cine, Dreyer, Mizoguchi, Bergman, Buñuel, Bresson, ahí está todo! Nada más moderno que lo clásico.
Bernard Plossu. La Danza de las Imágenes.
Tenemos el azar que merecemos. Solo esa frase es una valiosísima lección de fotografía callejera. Salimos ahí fuera con nuestra cámara y nos quejamos de la luz, de que no hay nadie, de que no sucede nada interesante, de que no tenemos el equipo idóneo… Como si nosotros no tuviésemos nada que ver en lo que conseguimos. Como si el azar fuese repartido desde algún púlpito y las mayores porciones estuviesen asignadas de antemano. Como si los mejores fotógrafos lo fuesen por pura suerte y no como consecuencia de una combinación de talento, trabajo duro y mucho estudio.
Y hablando de estudiar: en los clásicos (no solo en Fotografía, también en el cine) hay tanto y tan bueno que asimilar… De paso Plossu nos recuerda que la modernidad no es siempre lo último en llegar (y añado que lo más nuevo no siempre es mejor que lo que se ha hecho antes).
Amo la pintura, de Corot a Guston, de Constable a Nolde, de Veronese a Carrà, de Van Ruysdael a Goïtia, de Brake a Kirkeby, del joven Picasso al joven Bonnard, de Watteau a Soutine, de Daumier a Reiser!
Bernard Plossu. La Danza de las Imágenes.
Una fotografía “malograda” puede ser más interesante que una “buena” foto. No es la belleza ni la perfección lo que emocionan. Hay fotos que no son “bellas” de Robert Frank que son maravillosas! De hecho, Diane Arbus decía: “Es importante tomar malas fotos”.
Nos obsesiona la perfección, la excelencia técnica y lo cuantificable (¿cómo de enfocada está esta imagen? ¿qué apertura máxima puedo usar? ¿cuántos fotogramas puedo disparar por segundo?… ya sabes a qué me refiero). Olvidamos que hay imágenes técnicamente mejorables que nos dejan sin aliento y que seguirán causando ese efecto mucho tiempo (¿todo el tiempo?) aunque las cámaras con que han sido hechas parezcan de juguete al lado de las actuales.
Bernard Plossu. La Danza de las Imágenes.
Busquemos menos la perfección y más las imágenes memorables, por favor.
Y en esa búsqueda recordemos siempre que para conseguirlas es mucho más importante lo que ponemos de nuestra parte que la herramienta y la técnica con la que las hacemos. Ahí está como ejemplo el mítico libro The Americans de Robert Frank.
Con la fotografía, no capturamos el tiempo, lo evocamos, fluye como la arena, sin fin… Y los paisajes que se transforman no cambian en nada…
Josef Sudek, el maestro, no viajaba y ante todo fotografiaba su hogar o su ciudad o el bosque. Paul Strand, al final de su vida, simplemente fotografió su jardín en Orgeval.
Bernard Plossu. La Danza de las Imágenes.
Otro recordatorio, este de que no debemos esperar a que suceda algo excepcional o a estar en un sitio diferente para coger la cámara y registrar el mundo que nos rodea. Si los grandes maestros lo han hecho, ¿por qué no nosotros? ¿Quién va a documentar nuestra vida, nuestro día a día? ¿Quién dice qué merece ser fotografiado y qué no? ¿Quién si no nosotros decide si es lo suficientemente importante como para acabar en nuestras imágenes?
Antes te contaba que este libro me ha abierto los ojos (no solo con el texto, también con las imágenes). Pues mira cómo acaba…

Hasta aquí las palabras de Plossu y mis pensamientos sobre ellas. Ojalá te hayan gustado y hayan revivido tu pasión por la Fotografía callejera. Esa era la idea.
Cuéntame qué te ha parecido y tus propias reflexiones. Por cierto, ¿conocías a Bernard Plossu? ¿Qué te parece su trabajo?
Gracias por leerme y por compartir esta entrada entre tus amigos.
Hasta pronto.
Jota.
“Nos obsesiona la perfección, la excelencia técnica y lo cuantificable (¿cómo de enfocada está esta imagen? ¿qué apertura máxima puedo usar? ¿cuántos fotogramas puedo disparar por segundo?… ya sabes a qué me refiero). Olvidamos que hay imágenes técnicamente mejorables que nos dejan sin aliento y que seguirán causando ese efecto mucho tiempo (¿todo el tiempo?) aunque las cámaras con que han sido hechas parezcan de juguete al lado de las actuales.”
En verdad os digo que conozco fotógrafos que después de 30 años aún no se han movido un ápice de esto.
Jajajajajajajaja! Admito que esta vez me has hecho sonreír, tú que siempre haces que me devane los sesos (para bien).
Un saludo Gerard!
Jota.
Uno de los grandes maestros de la historia del arte.
Cuando no se hablaba de foto libros el ya tenía docenas siempre de un nivel superior, este no lo tengo..
Magnífica persona además.
Hola Isra! :)
Plossu es uno de esos fotógrafos de los que no se deja de aprender, con muchas ganas de conocerlo en persona además!
Gracias por contarnos.
Jota.
Que ganas de leerlo. Cuanta sabiduría percibo…
Saludos, Jordi
Hola!
Muchísimas gracias por ese comentario Jordi. Ya me contarás, un saludo!
Jota.
Muy bueno, me ha gustado.
Saludos.
Hola Miguel! Me alegra mucho que te haya gustado. Saludos y gracias!
Jota.
Escuchar a Bernard es casi mejor que ver sus fotos… Tuve la oportunidad de verle y escucharle y dijo una frase genial que se me quedó en la memoria: “tengo el oído borroso y el ojo sordo”.
Gracias por recomendarlo!
Hola José Luis! Bernard es mucho, sí! Gracias por compartir esa frase, me gusta!
Jota.