Fotografiar es preguntarse cosas
No es la primera vez que hablamos de Fotografía y preguntas, de hecho en su día me ayudaste a ampliar una lista abierta de cuestiones relacionadas con ella, y eso que un poco antes yo me había empeñado en decir que, en el fondo, lo verdaderamente importante es contestar únicamente a dos…
Está claro: adquirir el hábito de cuestionar las cosas (adecuadas) puede ayudarnos a crecer y mejorar, y ya no hablamos sólo de construir imágenes sino de cualquier aspecto de la vida. Pero…
El problema viene cuando una pregunta a la que ya habías contestado vuelve a surgir una y otra vez. De la misma manera que por pura practicidad hay cosas de nuestro día a día sobre las que no nos obligamos a decidir constantemente (¿a qué hora me levanto? ¿a qué hora salgo de casa para llegar a tiempo al trabajo? ¿cuántas veces como a lo largo del día? ¿me lavo los dientes? etc.) también hay aspectos de la Fotografía que deberíamos tener más o menos claros, de lo contrario estaremos invirtiendo en ellos una energía muy valiosa que aprovecharíamos mucho mejor orientada hacia la creación.
Cuestionarse cosas está bien, cuestionarse constantemente las mismas cosas una y otra vez puede ser un freno y acabar consiguiendo el efecto contrario al que buscamos: anclarnos.
Qué preguntas no deberías repetirte cada vez…
¿Dónde está la línea que separa las preguntas que siempre debemos estar dispuestos a hacer de las que deberían estar (más o menos) claras? Depende de cada uno, claro, ya que todos tenemos objetivos distintos y distintas maneras de vivir la Fotografía, pero sin duda conviene tener algunas respuestas claras (al menos para nosotros mismos y durante la mayor parte del tiempo).
En mi caso la línea que separa unas de otras está justo en una barrera imaginaria que a veces me impide hacer las fotografías que anhelo. Por eso he dejado de hacerme preguntas como las siguientes (entre paréntesis, la respuesta por defecto):
- ¿llevo la cámara conmigo? (sí, siempre)
- ¿qué me gusta fotografiar? (la belleza del día al día, especialmente en las calles)
- ¿debo intentar esa fotografía? (sí, si con ello no voy a ofender a quien aparece en ella)
Haber llegado a esas respuestas no sólo me ahorra un debate interno estéril, sino que me ha proporcionado un marco en el que me siento cómodo: desde él salto directamente al ámbito de las preguntas que sí debo hacerme cada vez, las que tienen que ver con la manera de abordar cada fotografía concreta y cuyas respuestas sí pueden ser diferentes dependiendo de las circunstancias y el momento: ¿qué quiero fotografiar?, ¿cómo lo hago?, ¿qué punto de vista escojo?, ¿cuándo y cómo disparo?, ¿la tengo?, ¿sigo aquí un poco más o empiezo a buscar en otro lugar?…
Te toca
Para crecer en cualquier aspecto de la vida hay que estar dispuesto a cuestionarse cosas, pero a la vez avanzar también significa tomar ciertas decisiones, de manera que de tanto en tanto hay que llegar a respuestas concluyentes.
De la misma manera que no podríamos vivir si tuviésemos que plantearnos la conveniencia de todas y cada una de nuestras pequeñas acciones del día a día, también en Fotografía conviene tener algún que otro clavo ardiendo al que agarrarse con insistencia. ?Cuáles son los tuyos?
¿Te lo habías planteado alguna vez? Quizás no de forma explícita, pero apuesto a que tienes por ahí alguna verdad inamovible, ¿por qué no la dejas en los comentarios? Me encantaría leer tus impresiones. Si te ha gustado la entrada, compártela en tus redes. Gracias!
me inspira a practicar mucho más. Gracias!
Me alegra leer eso! Vuelve por aquí siempre que quieras, será un honor contar con tu visita. Saludos. :)
Jota.
Que tal la pregunta ¿Por qué fotografío lo que fotografío?. ;)
Esa es muy buena, Juanma. Gracias por aportarla. :)
Saludos!
Jota.