Grandes fotografías: Chris Steele-Perkins, Karachi 1997

Un hospital mental, fotografía de Chris Steele-Perkins
Fotografía © Chris Steele-Perkins

En esta sección me gusta alternar imágenes sobre las que no tengo ninguna información (como la última, de Christopher Brown) con otras de las que puedo conocer las reflexiones del fotógrafo e incluso comprobar cómo a base de prueba y error, de intentar distintas cosas, acaba llegando al resultado final. Para las últimas hay una herramienta valiosísima: el una reseña en profundidad aquí.

La imagen de hoy está sacada de ahí. Por eso además de hablar y extraer conclusiones de lo que se ve en ella puedo aportarte información facilitada por el propio fotógrafo. Si conocer de primera mano lo que los autores dicen de sus propias fotos ya es un lujo, ver los intentos fallidos (que quedan registrados en los contactos) no lo es menos: nos permite ver cómo evolucionan las cosas y comprobar que  a veces las diferencias que consiguen que una imagen funcione son mínimas y siempre la consecuencia de las decisiones de quien sostiene la cámara…

La imagen

Chris Steele-Perkins estaba desarrollando un proyecto sobre el trabajo filantrópico de un modesto pakistaní llamado Abdul Sattar Edhi quien, entre otras cosas, dirigía un hospital mental en Karachi.

El fotógrafo pasó al lado de un muro y pudo comprobar que a través de sus orificios era posible ver a los internos. En sus propias palabras la metáfora vino inmediatamente a su mente: la idea era retratar a las personas del otro lado, cada una aislada en su propio mundo y rodeada de oscuridad.

Tuvo que hacerse un pequeño montículo de ladrillos para subirse a él y encontrar el punto de vista adecuado, además cambió su habitual objetivo de 35mm por otro de 50 para conseguir que la proporción de muro y espacio abierto fuese adecuada (con una focal menor aquello que está cerca de la cámara ocupa más espacio en las imágenes y a la vez lo que está lejos se empequeñece).

Una vez que todo estaba listo lo siguiente fue disparar una y otra vez. Aunque la idea puede ser obvia hay que tener la suficiente paciencia como para esperar a que todo esté en su sitio, y en la hoja de contactos puede comprobarse que este es un disparo de una serie de 21 entre los que sólo hay pequeñas diferencias. Por cierto, sólo un recordatorio que viene al caso: esta fotografía está hecha con una cámara analógica, de esas en las que no es posible ver el resultado en la pantalla trasera a medida que disparas… ;-)

Si nos fijamos en la imagen elegida finalmente por Steele-Perkins, a través de cada hueco de la pared vemos un trozo de realidad, sólo los superiores están vacíos y en los demás suceden pequeñas historias. De esa forma el encuadre, aunque está ocupado en gran parte por una enorme sombra negra también está lleno de información de arriba a abajo y de un lado a otro.

Un hospital mental, fotografía de Chris Steele-Perkins

Por si no fuese bastante obvio que miramos a través de los típicos huecos que quedan en las paredes hechas de ladrillo, los marcos de la parte superior nos muestran una pared igual a la que tenemos delante. Cabe preguntarse si también allí hay alguien más mirando en nuestra dirección.

Un hospital mental, fotografía de Chris Steele-Perkins

Me gustaría detenerme un poco más en lo que decía de las historias que suceden en cada hueco de la pared, ya que en realidad a nivel compositivo no hay mucho más que añadir.

A menudo decimos que algunas fotografías cuentan una historia; eso no significa necesariamente que nos expliquen hasta el más mínimo detalle lo que está sucediendo (como pueden pretender las fotografías de prensa, por ejemplo), a veces lo que queremos decir es que, en realidad, las imágenes nos dan la información justa para que nosotros acabemos de “llenar los huecos”.

Mira la foto de Steele-Perkins. Si no te hubiese dicho que se trata de un hospital mental, ¿hubieses llegado a una conclusión similar? Probablemente si no a esa a una muy parecida, porque intuimos personas deambulando, algunas vestidas y otras desnudas, gestos y posturas poco habituales que parecen corresponder a estados de ánimo muy distintos. No acabamos de entender muy bien qué está sucediendo y seguramente aquella sea la explicación más plausible. El hecho de presenciar lo que sucede desde la distancia y el “anonimato” propiciado por mirar a través de esos orificios añade un cierto misterio, una sensación de estar siendo testigo de algo que a menudo no está a la vista.

El fotógrafo nos deja unas cuantas pistas (muy bien escogidas), y nosotros acabamos de escribir la historia. De ahí a imaginar qué le sucede a cada personaje y por qué ha llegado hasta ahí sólo hay un paso…

Bonus: esta es la página de Chris Steele-Perkins y este su perfil en la agencia Magnum Photos, en ambos enlaces encontrarás magníficas imágenes tanto en blanco y negro como en color, siempre con un marcado enfoque documental.

¿Qué te parece la foto? ¿La conocías? ¿Te gusta? ¿Hay algo que añadirías? Estoy seguro de que puedes aportar mucho, deja tus impresiones en los comentarios para que la conversación continúe… Y si te ha gustado la entrada, compártela en tus redes. Gracias!

2 comentarios en «Grandes fotografías: Chris Steele-Perkins, Karachi 1997»

  1. Hola José, excelente toda la información, como decís por conocimiento de lo hecho por el autor. Sinceramente no entendía mucho a primera vista, parecían fragmentos de algo que no tenía continuidad del otro lado, como si fueran espejos en distintas direcciones (tal vez una manera distinta de una misma metáfora). Sí logra el interés de quien la ve, de tratar de entenderla viéndola una y otra vez. Otra cosa a rescatar es que es una de 21 tomas que no “vió” hasta revelarlas en el estudio.

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    • Hola Pablo!

      Creo que Steele-Perkins buscaba justamente esa confusión de la que hablas, así que su fotografía funciona tal y como pretendía! :)
      Gracias por tu aportación.

      Saludos!

      Jota.

      Responder

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