Aquellos a los que nos entusiasma la Fotografía disfrutamos mucho de ella, tanto que a veces podemos no ser los mejores compañeros de viaje, a no ser que la otra parte comparta esa pasión…
Viajar con nuestra cámara y alguien que no vive la Fotografía como nosotros significa mantener un equilibrio complicado; cuando los demás no comparten nuestra afición, los entusiastas podemos ser unos pésimos compañeros de viaje. Algo que a menudo empeora si hemos ido a un lugar lejano al que difícilmente volveremos, porque añade una presión extra: la de sacarle todo el jugo (fotográfico) posible.
Apuesto a que te ha sucedido aquello de querer dedicar un rato más a conseguir “la foto” y chocar directamente con las intenciones del grupo, o de tu pareja.“Espera, sólo un minuto más”…
Sí, los fotógrafos podemos ser un poco coñazo. Por eso, con la intención de aliviar un poco las tensiones que pueden aparecer durante las vacaciones y contribuir (en la medida de lo posible) a que todos disfrutemos sin dejar de hacer fotos, he recopilado algunos consejos que podrían resultar útiles.
Cómo hacer fotografías de viaje (sin convertirte en el típico fotógrafo coñazo)
Entrénate durante todo el año
Si la cámara es una compañía excepcional que sólo va contigo cuando sales de viaje y en contadas ocasiones a lo largo del año, lo más habitual es que no la conozcas tanto como podrías. Como consecuencia, te va a llevar mucho más tiempo, esfuerzo y concentración hacer las fotografías, o que se parezcan a las que imaginas.
Seguro que lo has leído más de una vez: “que tu cámara sea una extensión de tu cuerpo”. Esa expresión quiere decir que para dominarla debes ser capaz de emplearla de una manera fluida y casi inconsciente; para ello no hay nada como acostumbrarse a ella, usarla continuamente en todo tipo de situaciones. Sin darte cuenta, estarás adquiriendo habilidades que te permitirán sacar mucho más provecho de los instantes en los que puedas hacer fotos, también de viaje.
Piensa la foto antes de disparar
Esto también es algo que deberíamos hacer todo el año, incluso cuando no tenemos la cámara en la mano: pensar en fotografías. Nos hemos acostumbrado a hacer las fotos sin reflexionar (probablemente el hecho de usar el teléfono móvil y la facilidad de empleo de las compactas tengan gran parte de la culpa), cuando el proceso debería ser justo el contrario: pensar y disparar.
¿Te gusta la Fotografía, verdad? Entonces no te limites a hacer fotos, piensa en fotos. Imagina la mejor forma de encuadrar, el punto de vista más interesante (camina hasta allí, aunque no vayas a disparar), los ajustes… No te hace falta la cámara, y sin embargo este ejercicio te hará mucho más consciente del proceso.
Hazlo también cuando estés de viaje, antes de llevarte la cámara al ojo: comienza antes de pararte y encuadrar, reduce al mínimo el tiempo necesario para pulsar el botón. Como en el punto anterior, cuanto más a menudo lo hagas en tu día a día, más preparado estarás para sacarle partido, en cualquier parte del mundo.
Una o dos fotos son suficientes
A todos nos ha pasado: descargamos la tarjeta y hay decenas de fotografías similares (asumo que hablamos de cámaras digitales aquí, evidentemente el coste de la película es una buena vacuna para este problema ;-) ), de las que sólo salvaríamos una, quizás dos (y muchas veces, ninguna). Además de consumir mucho tiempo sobre el terreno, seleccionar entre tantas imágenes también supone pasar un buen rato frente a la pantalla del ordenador y además complica mantener un criterio fiable.
Ponte un límite de una o dos fotos por situación (y escoge bien las situaciones en las que fotografías, ya de paso), de esa forma te esforzarás más en conseguir algo bueno. Además, si has entrenado tal y como sugieren los puntos anteriores, deberías ser capaz de sacar el máximo partido sin necesidad de hacer muchas pruebas.
Haz fotografías que signifiquen algo (para ti)
Todos nos traemos postales, son parte del recuerdo del viaje y está bien. Sin embargo ya te contaba el otro día que debemos aspirar a hacer otro tipo de fotografías, esas que expresan nuestra forma de ver el mundo.
Distingue si lo que quieres es una postal (llévate la cámara al ojo, dispara, y a otra cosa) o si estás ante un momento del viaje que puede plasmarse en una imagen más trabajada, entonces sí, pon toda la carne en el asador. Por pura probabilidad, las situaciones memorables son menos frecuentes, así que cuanto menos tiempo dediques a las instantáneas, más tendrás para sacarles el máximo partido a los momentos irrepetibles…
Concéntrate en disfrutar
No cometas el error de vivir tu viaje a través del visor de tu cámara. Si quieres convertirlo en una experiencia de verdad y empaparte de ella, pon todos tus sentidos en él: mira, escucha, huele, saborea, toca… Y haz fotos de vez en cuando. Nunca al revés.
Relájate, disfruta, deja que el entrenamiento de todo el año surta efecto… Y si no has entrenado, no te agobies, no vas a dominar tu cámara de un momento para otro, así que simplemente trata de hacerlo lo mejor que puedas con lo que sabes.
Recuerda, primero la experiencia del viaje, después y como consecuencia de aquella, las fotos.
Si no puedes fotografiar, no lo hagas
Si has pedido permiso para hacer una foto y se te ha denegado, o si hay una señal que lo prohíbe, no fotografíes. Así de fácil. Habrá un motivo con el que no tienes que estar de acuerdo, pero está ahí, y lo menos que podemos hacer cuando vamos de invitados (que es, en el fondo lo que hacemos cuando viajamos a un lugar) es mostrar respeto.
Aún te quedan todas las demás formas de disfrutar de la experiencia (recuerda: mirar, escuchar, oler, tocar…) así que lo mejor es olvidar tu intención inicial y concentrarse en lo que estás presenciando.
Implica a los demás en tus imágenes
¿Has probado a incluir en las fotografías a esa gente que tiene que esperar pacientemente a que acabes? ¿Te has planteado que, en realidad, esos turistas que esperas que salgan del encuadre forman parte del paisaje? Las dos son maneras de hacer fotografías interesantes y de no tener que esperar a que se den las circunstancias “perfectas” para pulsar el disparador…
Piensa que (muy probablemente) harás tus mejores fotos en tu entorno cercano
No lo digo para sacarte presión, en absoluto. De verdad creo que nuestras mejores fotos podrían salir de nuestro día a día, en esos lugares que frecuentamos al pasear, en la fiesta del pueblo, durante una tarde de vinos en la plaza… En todos esos sitios pasan cosas maravillosas en las que a menudo no reparamos. Y están ahí para nosotros, a veces incluso se repiten día tras día, dándonos una nueva oportunidad de inmortalizarlas.
No cometamos el error de confundir una fotografía exótica con una buena fotografía. Cuando creemos que necesitamos viajar hasta el Nepal y hacer un retrato de un habitante de una aldea en las montañas para conseguir una gran imagen, estamos afirmando que lo contrario también es cierto: que para que alguien de allí consiga una buena captura sólo necesita venir hasta donde vivimos y fotografiarnos en nuestro entorno habitual… Afortunadamente la Fotografía es algo más complicado que coger un avión y disparar al otro lado del mundo.
Cuando estés de viaje, lejos o cerca de casa, no te sientas presionado por conseguir las mejores imágenes de tu vida, esas podrían estar esperándote a la vuelta, cuando dobles la esquina de tu casa.
¿Cómo te planteas los viajes con tu cámara? Apuesto a que también tienes tus trucos para hacer fotografías… Compártelos en los comentarios, estaré encantado de conocerlos! Y no olvides compartir la entrada en tus redes si te ha gustado… Gracias! :-)
Coherencia, sentido y sensibilidad.
Se nota que vas equipado de mucha inteligencia emocional, Jota.
Siempre que imagino un fotógrafo lo veo a solas, sentado solo, en una esquina solo, hablando con alguien…porque lleva todo el día solo. Es complicado ver, afilar el ojo cuando uno forma parte de un grupo, porque al final como decía John Nash, uno debe hacer lo mejor para sí y para el grupo… y eso no siempre es lo mejor para captar un momento que requiera de la atención que una buena fotografía requiere.
Lo cierto es que el que acompañe a un fotógrafo debe ser muy buen compañero.
Hola Ely! :)
Gracias por lo de la inteligencia emocional! Creo que nunca sobra, así que es un gran cumplido.
En cuanto a lo de la soledad del fotógrafo, no puedo estar más de acuerdo: la Fotografía es una actividad solitaria, en esta entrada hablo más bien de cuando quieres hacer fotos, y debe ser en compañía… Siempre que puedo me escapo a solas con la cámara, sé que lo disfruto de otra manera, más íntima, más personal. A cambio, cuando voy con otra gente trato de no anteponer mi faceta fotógrafo, para, tal y como dices, cuidar del “grupo”. :)
Gracias otra vez. Me encanta leerte por aquí. Bico.
Jota.
Cierto muy cierto.. yo soy el primer cansino. Se de alguien que tiene mucha paciencia (aunque a veces la pierda) conmigo y por eso le estoy eternamente agradecido. Pero no puedo evitarlo. Ir a un lugar que puede que no vuelvas a visitar y no poder sacarle las fotos que deseas lo llevo muy mal. Tomaré nota de tus buenos consejos. Saludos.
Jajajaja. A mí me pasaba, ahora soy capaz de controlar (un poco más) al fotógrafo que se viene conmigo cuando vamos de vacaciones y trato de concentrarme en disfrutar, aunque sin olvidar la cámara, claro!
Gracias por pasarte y comentar, Javi.
Abrazo!
Jota.
Yo soy el típico fotógrafo coñazo :o(
Me reconozco esperando a que los turistas salgan del encuadre, no lo puedo evitar, tengo la una obsesión con el color de la ropa de los turistas, al igual que con el de los asistentes a una boda ;o)
A veces suelo despertarme antes que mi pareja, y salgo a buscar el desayuno y a fotografiar, de esta manera me quito el gusanillo de estar a solas y sin presión con la cámara y gastando el tiempo necesario en buscar la fotografía, además suele haber una luz muy propicia y las calles están más vacías y con estampas distintas.
Saludos Jota!!
Hola David! :)
Recuerdo que hablamos de “los colores de la ropa de los invitados” en algún momento del taller, creo que a partir de entonces estaré más atento en las bodas. ;)
Me parece una gran idea eso de buscar ratos para fotografiar a tu propio ritmo, además de que os permite disfrutar el viaje también como visitantes sin estar tan pendientes de la cámara y las fotos, sin duda te da la oportunidad de ver los sitios antes de que estén atestados y con una luz que no siempre se puede captar. Me la apunto.
Un abrazo.
Jota.
Justo estoy en Tailandia y he tenido la suerte de que viajó con un grupo de personas q comparten mi pasión y otras con mucha paciencia. Me he dado cuenta que lo importante es disfrutar del momento, sacar fotos justas para inmortalizar el momento y luego sacar ratos para hacer fotos tranquilamente. Así disfruto más, porque de todas maneras sacar la foto perfecta en momentos de presión no es muy significativo.
Hola Tere! :)
No sabes cuánta ilusión me hace que me escribas desde Tailandia, creo que ha sido, con diferencia, el viaje que más he disfrutado, es un país maravilloso, como su gente… Has dado en el clavo, lo importante es disfrutar del momento y sólo después pensar en las fotos, de esa manera no sólo saboreas más cada minuto, sino que las fotos que haces son la consecuencia de lo que vives y eso es una gran fórmula para que sean especiales y las disfrutes también a la vuelta.
Un saludo y gracias por escribir!
Jota.