
Por lo general tenemos mucha más responsabilidad en nuestras imágenes de lo que estamos dispuestos a admitir. “Eso estaba allí” es una excusa que solemos ponernos para justificar que el resultado no es tan claro como nos habría gustado, cuando por ejemplo en el encuadre aparecen elementos que distraen la atención del sujeto principal.
A veces no hay mucho margen, es cierto, pero en la mayoría de las ocasiones podemos hacer mucho para invitar a nuestro espectador a que se fije en lo que nosotros queremos, incluso cuando hacemos Fotografía de calle, una disciplina en la que apenas tenemos control sobre lo que sucede: despejar el fondo para que no distraiga, acercarse lo suficiente y esperar el momento justo para disparar son sólo algunos recursos a los que podemos recurrir.
Vale la pena: uno de los mejores motivos para trabajarse una escena es conseguir que aquello que queremos que se convierta en absoluto protagonista de nuestra imagen lo sea, sin lugar a dudas. Como este caniche sobrado de actitud.
La imagen
Composición
Voy de camino al segundo café de la mañana, me gusta llegar a la playa de Samil temprano para presenciar cómo la gente que acaba la noche de fiesta se mezcla con los primeros paseantes de la mañana, así que ya llevo un par de horas por aquí (son poco más de las diez y media). Al acercarme a la zona en la que los comerciantes montan sus tiendas (los domingos siempre hay feria aquí) me fijo en el perro (imposible no hacerlo, está ladrando sin parar), me hace gracia que vaya vestido como una persona y me choca que sea un chaval de aspecto moderno el que sujete la correa.
Tal y como camino hacia ellos el fondo es demasiado confuso (está llena de tenderetes y de gente), así que decido abordarlos desde el frente de manera que a su espalda sólo se vea la playa. Antes de “pedirles” permiso para hacer una fotografía espero a que no haya nadie a punto de pasar por detrás. El chaval se sienta.
Hola. ¿Puedo haceros una…? Ni siquiera me deja contestar, asiente. Diría que no es la primera vez que se lo piden.
Me agacho y me acerco lo suficiente como para que a los lados no se vea nada ni a nadie. El perro deja de ladrar y me mira fijamente, el chaval lo mira a él con un gesto resignado, quizás pensando que no va a salir en la foto. Mejor imposible.
Clic.
No esperaba tener tanta suerte: al comprobar la fotografía veo que el caniche está ahí plantado mientras su dueño lo mira a él (sólo uno de los dos mira a cámara, justo el que quería destacar) y tras ellos sólo se ve el mar. Está claro quién es el protagonista de la historia.
Ajustes de cámara
Es uno de esos días en los que el cielo no despeja hasta bien avanzada la mañana, sin embargo la luz es abundante (las nubes la difunden en todas direcciones eliminando cualquier rastro de sombra, algo que no es especialmente bueno para dar sensación de volumen y profundidad pero que a cambio favorece para retratar a gente), de modo que el ajuste de sensibilidad está en un valor bajo (ISO 400), como casi siempre he optado por un diafragma f/8 para que la cámara decida la velocidad de obturación más conveniente (en modo de prioridad a la apertura).
La medición de la luz (influye en la decisión de la cámara) está fijada en su posición por defecto: evaluativa o matricial. En cuanto al enfoque no ha habido que hacer nada especial, se trata de un posado así que me limito a enfocar en el centro de la escena (la apertura a f/8 y el hecho de que el perro y el chaval estén próximos entre sí asegura que ambos queden en foco).
Al fotografiar en entornos tan caóticos como la calle vale la pena pararse a tomar decisiones que ayudan a centrar la atención en el protagonista que hemos escogido, a veces un fondo despejado y esperar al momento justo para disparar pueden cambiar por completo el resultado. ¿Qué opinas? ¿Te animas a compartir tus trucos y experiencias en los comentarios? Me encantaría conocer tus impresiones.
¿Te ha gustado la entrada? Entonces, compártela (gracias!). Por cierto, recuerda que hay muchas más imágenes desmenuzadas en detalle en el blog…
Guaau. Pedirle permiso. Yo no me atrevería. Con la pinta de modernillo-chulesco que tiene el chico, tuvistes suerte jeje. Lo más probable es que te dijese “pasa de mi tio”. Esta claro que las apariencias engañan. Buena foto, como siempre.
Un saludo Jota.
Hola Javi. :) (No sé cómo se me pasó este comentario, disculpa).
No suelo pedir permiso, pero esta vez, donde estábamos, era la única manera de conseguir una foto “despejada”, así que no me lo pensé. He aprendido que muchas veces lo que esperamos recibir por respuesta nos condiciona mucho, a veces los otros nos sorprenden. Como esta vez.
Gracias, un abrazo.
Jota.