
Ahí vamos una vez más a desmenuzar una fotografía, para que sepas por qué y cómo la hice como la hice. ;-)
Contexto
El Mercado de Tsukiji, en Tokio, es un lugar que rebosa actividad por los cuatro costados. Aunque no llegues a tiempo para disfrutar de la subasta de atún, para lo que hay que estar allí a las 5:00 (sí, sí, de la mañana) y tener la suerte de ser uno de los poco más de cien afortunados que entran cada día, tienes el espectáculo asegurado.
Las carretillas eléctricas sortean a turistas, compradores y vendedores con esa destreza y tranquilidad que sólo se consigue repitiendo algo una y otra vez, todos los días. Los puestos se reparten a lo largo de interminables pasillos en una cuadrícula que parece no tener fin. En ellos se ofrecen cientos, miles de especies que poco tienen que ver con las que encuentras en los mercados de nuestras latitudes: confieso que este occidental que escribe no era capaz de reconocer más que una pequeña parte de lo que veía.
En cada tienda, varias personas trajinan la mercancía y atienden a los compradores, generalmente al fondo hay una pequeña oficina en la que alguien (en la mayoría de los casos se trataba de mujeres) lleva las cuentas y cobra el género.
A pesar de la incesante actividad se percibe una sensación de orden y limpieza; el ruido es mucho menor del que podrías esperar, de la misma manera el olor no es en absoluto penetrante, muy al contrario que en otros mercados de Asia.
Composición
Algunos pescaderos (sobre todo los más veteranos) llevan una toalla enrollada alrededor de la cabeza con la que evitan que el sudor caiga sobre sus caras. Parecía un detalle interesante, y me propuse hacer una fotografía en la que se viese tanto la toalla enrollada como el puesto de venta, para que una cosa complementase a la otra y así la fotografía pudiese ser entendida sin prácticamente explicaciones. Para eso también era importante dejar suficiente espacio alrededor del personaje principal.
La idea inicial era esperar a que alguien se agachase hacia el mostrador mostrando la coronilla. Tras un buen rato deambulando sin éxito empezaba a conformarme con una imagen en la que al menos se viese la toalla enrollada… Lo que no había previsto era esa mirada con la que fui “obsequiado” antes de que el pescadero se perdiese de nuevo entre las cajas. Una sorpresa sí, y diría que también un regalo.
Técnica
Ya ves que el fondo del puesto era una amalgama de objetos que fácilmente podían distraer la atención del sujeto principal, así que una apertura grande parecía una buena opción; no obstante debía permitir que se distinguiese el entorno (sí, como en la foto de Hamacho Park), de ahí que en lugar de abrir hasta f/2 dejase el diafragma en f/4.
Como imaginarás la luz era bastante tenue, así que para conseguir una buena velocidad que “congelase” a los pescadores había que llegar a ISO 3200. 1/160 era suficiente siempre y cuando no se moviesen demasiado deprisa…
Click.
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Gran foto Jota, y mejor explicación. Nosotros pasamos por allí también tras un buen madrugón… nos quedamos sin subasta porque el cupo de visitas estaba lleno. A cambio, nos perdimos por el mercado que, probablemente, sea uno de los rincones más fotogénicos de Tokyo.
A seguir!!!
Muchas gracias! Me alegra que os guste. :)
Tenéis razón, el mercado es un sitio muy agradecido para hacer fotos, y el corte del atún probablemente es el espectáculo definitivo. Eso, y su sabor en los puestos justo a la salida de Tsukiji… ;-) Encantado de contar con vuestra visita.
Abrazos!
Jota.