¿Cuántas veces tienes oportunidad de ver trabajar a los grandes sobre el terreno? ¿Cuántas la ocasión de oírles reflexionar sobre el sentido de lo que hacen y los motivos que les mueven a arriesgar su vida y su cordura? War Photographer, el documental en torno a la figura de James Nachtwey, te ofrece eso y mucho más a cambio de dejar algunas preguntas flotando en el aire a las que no es fácil escapar. Afortunadamente.
Durante algo más de hora y media acompañas a Nachtwey mientras fotografía los conflictos más cruentos y las crisis humanitarias más severas de la historia reciente, diriges tus ojos en la misma dirección en la que lo hace su cámara comprobando cuánto se acerca, cómo compone y cuándo dispara. Y no sólo eso, visitas los pasillos de las redacciones donde se edita su trabajo, presencias cómo se analizan las imágenes que envía y oyes hablar sobre él a sus compañeros. A través de las palabras de quienes mejor lo conocen se va arrojando algo de luz sobre una personalidad enigmática, tanto que al final quedan un buen montón de sombras. James Nachtwey es un solitario y todos coinciden en que no resulta fácil entrar en su cabeza, de la misma forma que hay unanimidad sobre la calidad de su trabajo y su compromiso absoluto con la misión que un día se encomendó: contarnos con su cámara lo que sucede en el mundo.
Ni siquiera cuando es el propio Nachtwey quien habla resulta sencillo escudriñarlo, porque con su voz grave y pausada no hace sino dirigir la atención en la misma dirección en que apunta con su objetivo, reclamando una y otra vez que lo verdaderamente importante es lo que sucede frente a su cámara. Sin el menor atisbo de alarde, le oirás hablar sobre sus comienzos y sobre cómo amplió el espectro de sus temas para abarcar ya no sólo la guerra, sino también la pobreza y la hambruna, otras formas de violencia para las que cada vez, en sus propias palabras, resulta más difícil encontrar un sitio en los medios, incluso para alguien como él. Tras conocer lo que ha vivido y los sacrificios que ha asumido, sólo cabe preguntarse qué ha hecho con todo ese dolor y cómo consigue aplacar los demonios que sin duda pululan por su cabeza. ¿Por qué? ¿Para qué?
He sido un testigo, y estas imágenes son mi testimonio. Los acontecimientos que he documentado no deberían ser olvidados y no deben ser repetidos.
James Nachtwey
Y James Nachtwey te contará que ha consagrado por completo su vida a convertirse en un testigo de lo peor del ser humano porque cree que queremos saber, y para contribuir a cambiar el mundo. Sólo espero que tras ver un documental como War Photographer no permanezcamos en la indiferencia, o habremos cumplido los peores presagios.
Para saber más
Título: War Photographer.
Directora: Christian Frei.
Año: 2001.
En una frase: Asómate a la vida de James Nachtwey, uno de los más reputados fotógrafos de las últimas décadas.
Bonus: web de James Nachtwey
No dejes de verlo si te gusta la buena Fotografía, aunque sea dura. Cuéntame qué opinas en comentarios y no olvides compartir la entrada si te ha resultado interesante. Gracias! ;-)
Vi esta obra documental hace ya muchos años, te confieso que me dejó bastante tocada. Creo que si en ese momento me quedaba ya alguna duda de por qué no ser fotógrafa en conflictos, Nachtwey me las borró de inmediato.
Este hombre despierta en mi sensaciones contrapuestas. Le considero un auténtico maestro del camuflaje, da la impresión de que no está en sus propias fotos y eso me gusta, me parece un rasgo definitivo para un gran fotógrafo; conseguir que los fotografiados se olviden de que están siendo retratados. Imagino que en un conflicto bélico debe ser aún más difícil pasar desapercibido… Y sólo conociendo la personalidad de Nachtwey puedes entenderlo. Es taaaaan frío que congela lo que pasa a su alrededor :) Un abrazo,
Ely
Yo me la debía desde hacía tiempo y lo solucioné. Me impresionó, lo admito.
¿Sabes que sus compañeros de profesión lo llaman “El Monje”? Se debe a que ha renunciado a todo para hacer lo que hace, y la verdad es que viéndolo sobre el terreno sí que transmite una sensación de calma y control que a veces descoloca. La escena del entierro en Bosnia, por ejemplo, con las mujeres rotas de dolor y él fotografiando aparentemente en calma… No sé, juzgar a alguien que hace eso desde aquí sería demasiado fácil por mi parte, él explica que canaliza sus sentimientos a través de las imágenes, de algo no hay duda: sus fotografías son muy, muy fuertes.
Gracias por pasarte y hablar, Ely. Un placer, como siempre.
Jota.
No conocía lo de El Monje… Imagino que también se debe a que es un hombre de pocas palabras.
No sé, siempre he pensado que existe una línea fina entre la valentía y la estupidez…
Fotografiar en pleno fuego cruzado me resulta tremendamente apasionado, como el resultado de sus fotografías, pero extraño verle actuar como a una persona con sentimientos. De cualquier forma, entiendo que ver las miseras tan de cerca pueden generar ese efecto; convertirse prácticamente en una herramienta al servicio de la información.
Te reconozco que el documental me entristeció, por la temática… claro, pero también con cierta decepción sobre la personalidad de Nachtwey.
Sin duda la línea es fina, y de hecho un amigo de Nachtwey y su editor en Stern temen que un día sea alcanzado y no la cuente (el segundo habla de un exceso de confianza fruto de llevar muchas “horas de vuelo”). En cuanto a lo de los sentimientos, quién sabe, me gusta creer que están todos en sus imágenes, casi lo necesito en realidad; me niego a creer que alguien sin ellos pueda crear fotografías como las suyas. Sería triste, no? :)
Interesante debate. Mola.
Jota.
Documental demoledor! Totalmente deacuerdo con los comentarios… un fotógrafo invisible en circunstancias extremas! para quitarse el sombrero.
Se le puede ver en el documental “La muerte de Kevin Carter” esquivando balas mientras disparan de muerte a Ken Oosterbroek :(
Hola Bieito. Veo que coincides en la “sobrenaturalidad” de Nachtwey… :)
Gracias por la aportación de “La muerte de Kevin Carter”, exploraré qué hay por ese lado.
Abrazo y gracias por tus palabras!
Jota.