
Si bien disfruto de la Fotografía de calle en la que se logra encajar un montón de elementos y personajes creando imágenes que sin embargo se leen fácilmente (como ejemplo puedes echar un vistazo a esta del gran Garry Winogrand) siento una debilidad especial por las capturas construidas con muy poco.
Es como si no hubiese trampa ni cartón. Como si nos dijesen “mira aquí, no hay nada más que lo que ves a primera vista, y sin embargo te sorprenderá todo lo que vas a encontrar”. Hoy toca una foto así de André Kertész, la mirada detrás de un libro que me maravilló a pesar de la sencillez de su planteamiento: Leer.
Y como me gusta acompañar las fotografías de los grandes con alguna de sus frases (podemos aprender tanto de sus imágenes como de sus palabras), te dejo esto que he encontrado en …Y mientras tanto, uno de mis blogs de Fotografía favoritos:
Una buena foto transmite algo, no sólo a los ojos, sino también mucho más adentro. Los ojos solos no bastan; siempre se hallan entre la imagen y el alma. Yo no planifico salidas para tomar fotos. Siempre llevo mi cámara conmigo y cuando veo cosas que atrapan mi mirada, me paro a fotografiarlas. Pero a menudo no saco ni siquiera una sola foto.
André Kertész
La imagen
Siempre que encontramos un rostro en una fotografía (y especialmente si hay solo uno) atrapa nuestra atención. Supongo que se debe a que es lo mismo que hacemos en la calle y en nuestras interacciones con los demás: buscar las caras. A través de ellas entendemos qué pasa por sus cabezas (eso nos gusta pensar) y cómo debemos reaccionar. O así debería ser.
De ahí que el rostro de la mujer sea el claro centro de atención aquí a pesar de que hay otros elementos en la imagen (no muchos más, eso es cierto).
Después de mirarla a ella me pregunto si la persona que está sentada delante del fotógrafo (y de mi gracias a él) también la mira. Puede que estén conversando y eso explique la boca entreabierta de la mujer.
Su cara aparece enmarcada entre la ventana de lo que parece un autobús y la cabeza del hombre.
El rostro es un punto claro. Inconscientemente buscamos ese tipo de elementos al explorar las imágenes, por eso funciona muy bien que en ellas no haya nada más brillante que aquello sobre lo que queremos llamar la atención.
No solamente se la ve como un punto claro, sino que además está situada en la parte oscura de la escena, lo que hace que destaque todavía más.
De hecho es posible que en la parte izquierda haya zonas al menos tan claras como la cara de la mujer, pero dado que es una zona sin apenas contraste nada compite por la atención que recae sobre ella.
Fíjate en cómo las líneas dominantes de la imagen arrancan a la izquierda y se dirigen hacia la chica aumentando su peso visual. Las hay tanto explícitas (los tejados, la carretera y las aceras, las ventanas) como implícitas (el desplazamiento del coche) y todas apuntan en la misma dirección.
Como te decía en la entrada dedicada a componer con líneas seguirlas con la vista es muy satisfactorio siempre y cuando al final de ellas nos topemos con algo (interesante).
Me encanta que las fachadas del fondo de la fotografía en combinación con el lateral del bus recreen un espacio tridimensional (las fotos son siempre planas, por eso que no lo parezcan hace que funcionen mejor).
Y, por último, observa cómo la mujer dirige su mirada fuera del encuadre (no está mirando nada contenido en él), llevando nuestros ojos hacia todo lo que tiene a su derecha y descubriéndonos el resto de detalles.
La “ley de la mirada” dice que las imágenes ganan cuando dejamos más espacio en la dirección en la que miran sus protagonistas.
Esta fotografía además logra que me pregunte qué hay fuera de mi campo visual que merezca tanta atención (decidir qué dejas dentro y fuera del encuadre es clave). No sé qué opinas tú, pero siempre he pensado que es genial que una foto haga que te preguntes cosas.
¿Qué opinas de esta Fotografía de calle de Kertész? ¿Hay algo en ella que te llame especialmente la atención? ¿Qué es? ¿Cómo la interpretas tú? ¿Tienes alguna imagen similar? Si es así me encantaría verla (puedes dejar un enlace en tu comentario).
Espero que esta entrada te haya parecido interesante. Si ha sido así no dejes de compartirla para que otros puedan verla.
Gracias.
Jota.
Gracias Jota por tu trabajo, me encanta!!!!
Una buena foto transmite algo, no sólo a los ojos, sino también mucho más adentro. Los ojos solos no bastan; siempre se hallan entre la imagen y el alma. Yo no planifico salidas para tomar fotos. Siempre llevo mi cámara conmigo y cuando veo cosas que atrapan mi mirada, me paro a fotografiarlas. Pero a menudo no saco ni siquiera una sola foto.
André Kertész
Y. en este pensamiento me siento muy identificado. También me ocurre que tomó la fotografía y luego llegó a casa y la fotografía no me recuerda exactamente lo vivido, por lo que debo de volver a practicar la escritura visual.
Un saludo Jota.
Hola Ricard! Muchas gracias por tu comentario, por traer las palabras de Kertész y por compartir tu experiencia.
Saludos!
Jota.
Muy buen análisis. A propósito, el título inglés bajo el cual esa foto aparece por todos lados, “Fall in the Tuileries (Couple on Bus)”, es falso. El bus esta cruzando la plaza del Carrousel, en el trasfondo se aprecia el ala Rohan del Louvre. El jardín de las Tullerías se encuentra mucho más allá, al lado izquierdo.
Hola Günther! Muchísimas gracias por tu comentario y por ese dato tan interesante! No tenía ni idea y resulta muy esclarecedor. :) Un saludo!
Jota.