Este fin de semana celebramos la primera edición de un nuevo formato en los cursos de Rubixephoto: el Taller Fotografía la Ciudad. Me resulta muy difícil imaginar un lugar más fotogénico para el estreno; Oporto fue un gran descubrimiento para la mayoría de los alumnos y un feliz reencuentro para los dos asistentes que ya habían paseado por sus calles hace años.
Con esta edición hemos alcanzado el taller número 45, por eso, antes de continuar con esta entrada-resumen de nuestros dos días en Oporto me siento obligado a agradecer a los cientos de asistentes que se han unido a lo largo de estos tres años, haciendo posible una cifra que al principio me hubiese parecido increíble. Por eso y por hacer que cada taller haya sido único y tremendamente enriquecedor. No puedo estar más de acuerdo con aquello de que “enseñar es aprender dos veces”. Así que… GRACIAS.
Y ahora, permitidme que os resuma muy brevemente el Taller Fotografía la Ciudad: Oporto que celebramos durante el sábado 17 y el domingo 18 en esa bella localidad del noroeste de Portugal. Al final de la entrada encontraréis una fotografía de cada uno de los asistentes con un breve análisis, en la línea de lo que hicimos para cerrarlo.
Así fue el taller en Oporto
Comenzamos el sábado a las 9:oo reuniéndonos en un hotel de la zona histórica de la ciudad que nos había reservado una sala perfectamente equipada y apartada del ajetreo de la recepción.
Allí estaban Javier, Aitziber y Santi (provenientes de Bilbao), Manuel (desde Falset, Tarragona), Luz (de Ourense), Carmen (llegada desde Málaga), Sonia (desde Albacete), Julio (madrileño residente en Sarria, Lugo) y Alberto (vecino de Madrid).
Tras las presentaciones hicimos un breve repaso de las nociones básicas de la técnica fotográfica y los recursos de composición que más nos pueden ayudar en un entorno tan dinámico (y a ratos imprevisible y caótico) como cualquier ciudad. Dos horas fueron suficientes.
Entonces empezamos la práctica en las calles de Oporto, nos dirigimos al Mercado do Bolhão y posteriormente a la Estación de São Bento. Comimos en un pequeño restaurante cerca de la estación (gracias a Pablo, buen conocedor de la ciudad, por la recomendación) para después visitar la zona de la catedral, bajar a la Ribeira y finalmente subir hasta las inmediaciones de la Torre de Clérigos a través de estrechos callejones y escaleras. La práctica continuó el domingo desde las 9:00 por Praça da Liberdade y la zona noroeste de la ciudad para finalizar de nuevo en la Ribeira.
Durante esas casi 12 horas en las calles tuvimos ocasión de analizar conjuntamente las situaciones que nos íbamos encontrando y resolver las dudas tanto técnicas como de composición a medida que surgían, tomándonos tiempo para “leer” los lugares y escenas con calma.
El domingo, después de comer, vuelta al hotel para el cierre del taller: cada alumno seleccionó libremente 3 fotografías del fin de semana y entre todos las comentamos en la línea de lo que estás acostumbrado a ver en esta sección del blog.
Fue fantástico comprobar cómo, a pesar de haber estado en los mismos sitios, cada asistente había fotografiado Oporto de manera completamente distinta y personal, según su propia manera de mirar. He escogido una fotografía de cada alumno, te las muestro a continuación con un resumen de cómo vimos cada imagen.
Fotos de los asistentes

Las diagonales recorren el encuadre y llevan la vista hacia el túnel de la izquierda, las que parten del banco enmarcan la figura del mendigo en primer plano (claro centro de atención de la imagen). El peso visual del personaje y del túnel se equilibran mutuamente. El hecho de no mostrar el rostro de la persona hace que la foto de Alberto hable más de una realidad que de una persona concreta en una situación de pobreza.

Una pierna emerge de las sombras dibujando únicamente una línea, la mínima información de la que disponemos es, en realidad, suficiente para contarnos una pequeña historia (el detalle de la piel hace pensar en una persona mayor). La sombra de otro caminante crea una diagonal (más) en primer término que ayuda a llenar esa parte del encuadre. La porción de cielo azul del fondo equilibra el peso visual de la pierna y nos sitúa en un entorno urbano, que en realidad queda sumido en sombras con lo que la imagen gana en fuerza y sencillez.

Dirigiendo su cámara hacia el suelo, Carmen capta las escaleras del Mercado de una forma poco habitual. En lugar de crear una imagen simétrica opta por dejar espacio en la parte superior izquierda lo que acentúa la sensación de movimiento creada por la figura (que se dirige en esa dirección). La luz verdosa que baña la parte más baja de las escaleras es deliciosa y la imagen suma un marco claro en torno a la caminante que centra aún más la atención en ella.

Aunque la composición y el momento elegido también son magníficos, la luz de esta fotografía de Javier es sencillamente excepcional por la forma en que baña distintas partes del encuadre (en especial la parte inferior izquierda de la imagen y la espalda de la mujer). La barandilla del primer plano genera sensación de distancia y no mostrar la ventana por completo es un acierto ya que consigue que el tamaño del resto de elementos sea suficientemente relevante. Todo ello contribuye a crear una atmósfera muy especial.

De nuevo el Mercado do Bolhão, y de nuevo una visión muy diferente. Julio aprovecha a tope el formato vertical para crear una imagen que se lee inmediatamente y que cuenta con mucho movimiento no sólo gracias a esa pierna ligeramente movida, sino también por la inclusión de una segunda persona que también está ascendiendo. La línea de las escaleras que se dirige hacia la parte de arriba a la izquierda podría haberse escapado del encuadre justo en la esquina, pero vuelve hacia su interior sugiriendo que el ascenso continúa.

Si hasta ahora las imágenes habían explotado una paleta de color reducida la foto de Luz se sitúa en el extremo opuesto. Ese cuadro tridimensional en un escaparate de la Praça da Liberdade le sirve para conseguir una foto llena de colores vibrantes y eminentemente horizontal: tanto el gesto de la persona en primer plano (con los brazos extendidos y también llena de color) como las líneas del fondo y la orientación del encuadre contribuyen a imprimir mucho movimiento a la escena sin necesidad de que sea evidente.

Toda la fuerza de esta imagen emana del gesto del chico en el centro del encuadre, que en el fondo sólo ocupa una estrecha banda clara que recorre el perfil de su cara. A partir de esa pequeña zona se construye el resto de la foto, en realidad compuesta por “manchas” de luz y de sombra que la envuelven con un aire de misterio e intimidad. El detalle del dedo sobre el hombro nos hace ver un abrazo que acaba de explicar la escena que presenciamos.

No es nada sencillo construir imágenes “fáciles de leer” cuando fotografiamos lugares llenos de gente y de otros estímulos visuales. Santi lo logra cambiando el punto de vista normal por un plano cenital y llenando la parte izquierda del encuadre con un tejado prácticamente uniforme. De esa manera divide la escena en dos partes, una que es prácticamente espacio negativo y la otra con color y personajes alcanzados por la luz del sol únicamente en la cabeza, lo que los separa del suelo y hace que destaquen bajo las guirnaldas.

Apretando a tope el encuadre sobre la trayectoria de la lancha (tanto que gran parte de la estela queda fuera del marco) Sonia consigue que reconstruyamos el movimiento de la embarcación sobre las aguas del Duero sin convertirla en un pequeño punto amarillo. De esa forma la imagen se “llena” de lo único imprescindible para entender lo que está sucediendo bajo nosotros (está hecha desde la parte superior del puente Luis I).
En definitiva
Ha sido magnífico compartir un fin de semana en Oporto con un grupo de personas tan distintas entre sí y sin embargo unidas por una pasión compartida.
Además de venirme con la sensación de haber sido otro alumno que ha aprendido del resto, estos dos días me han demostrado una vez más que a veces las experiencias que vives con el pretexto de la Fotografía pueden ser tanto o más valiosas que las imágenes que traes en la cámara.
Alberto, Aitziber, Carmen, Javier, Julio, Luz, Manuel, Sonia y Santi, gracias por la oportunidad de compartir con vosotros la luz de Oporto.
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Cuanta poesía hai nesas imaxes; aínda q non máis que na túa maneira de miralas. Creces…
Só ti podes lograr que facerse maior soe tan ben… Bicos, e grazas por adicarme a túa mirada. :)