Hoy no tocaba esta entrada, pero el domingo fui a ver a mi abuelo al pueblo y compartí algunos pensamientos a través de mi perfil de Twitter que resonaron más de lo normal. Así que he decidido saltarme la planificación de contenidos para desarrollar aquellas ideas y de paso hacerte partícipe…
Esta historia comienza de una forma triste
Mi abuelo vive en un pequeño pueblo de la provincia de Ourense. O Tameirón tiene sólo algunas decenas de habitantes, en su mayoría gente mayor como él que de tanto en tanto recibe la visita de la familia. Un día cualquiera de invierno puedes pasear por sus calles y no encontrarte prácticamente con nadie, cuando llega el buen tiempo no es demasiado diferente.
El caso es que cuando llegamos Papá Pepe (así le gusta que le llamemos los nietos en lugar de “abuelo”) estaba jugando la partida de cartas de todas las tardes en el bar de la plaza. Después de invitarnos a un café (no puedes irte de allí sin dejar que te invite a algo), él se dirigió a la iglesia junto con mis padres (hay un sólo cura para unos cuantos pueblos y ese día la misa tocaba a las 6 de la tarde), yo enfilé hacia su casa.
A sólo unos metros de la plaza me encontré con Marcial que también iba a misa. Marcial es el vecino de Papá Pepe, él y su familia ocupan la última casa antes de llegar a la suya, justo al final de Calle Oscura. Es de esas pocas personas con la capacidad de decir que se alegran de verte de una forma tan sincera y tan dulce que notas que de verdad es así y no una mera fórmula de cortesía.
“Me alegro de verle, Marcial. Hacía mucho tiempo.”
“Diríache que eu aínda me alegro máis, fillo.” (Te diría que yo aún me alegro más, hijo).
Con Marcial tengo uno de los recuerdos más intensos de mi vida, y está ligado a la Fotografía aunque no en la forma en que a mí me gustaría.
La mujer de Marcial – Idolina – era como él, una de las personas más buenas que me he cruzado en la vida. Murió prácticamente de un día para otro, como consecuencia de un cáncer de esos que no dan opción. Siempre tenía una sonrisa de oreja a oreja y una palabra amable en la boca. Recuerdo su forma de mirarme, desde abajo, con las manos en las caderas (las palmas hacia afuera) y aquellos ojos rodeados de esas arrugas tan profundas y tan bellas que sólo se consiguen con toda una vida de trabajo (literalmente todos los días de una vida).
Semanas después fui al pueblo y me acerqué a la casa de Marcial para expresarle mis condolencias. Me recibió en las escaleras, y yo no atiné a decir nada coherente más allá de un “Lo siento mucho”. Acabé llorando como un niño pequeño, abrazado a aquel hombre al que no recordaba haber tocado nunca antes, mientras él me consolaba a mí.
En algún punto de esa vivencia fui consciente de que no tenía ni una sola fotografía de Idolina y eso me entristeció profundamente. ¿Cómo era posible que no tuviese ni una imagen de aquella persona tan especial con la que había tenido la enorme fortuna de cruzarme?
Tenemos el poder de inmortalizar aquello que amamos
Nuestros motivos para hacer fotos pueden ser muy diferentes; podemos congelar momentos significativos o bellos, podemos capturar un lugar de tal forma que quien lo vea perciba las mismas sensaciones que nosotros, podemos fotografiar por el mero disfrute del proceso creativo o como una forma de decir que estábamos ahí.
Quienes amamos la Fotografía somos afortunados: tenemos la capacidad de salir al mundo y construir algo emocionante con una materia prima por la que no sentimos nada. Pero a la vez la Fotografía puede (¿debe?) ser mucho más que eso.
Si te ha sucedido como a mí has pasado demasiado tiempo apuntando tu cámara (exclusivamente) en dirección a cosas que en realidad no significaban nada para ti. ¿Te habías olvidado de las cosas y las personas que de verdad te importan? Yo sí, hasta que la muerte de Idolina me dio una lección que no olvidaré.
Hay que disfrutar de la gente buena que aparece en tu camino. Y hay que fotografiarlos para que nunca se vayan del todo…
Todos tenemos gente a la que no queremos renunciar; ya sean personas cercanas con las que compartimos tiempo a menudo o aquellas a las que sólo vemos de tanto en tanto y que sin embargo de alguna forma contribuyen a que nuestra vida sea más plena, mejor.
Algún día se irán (o nosotros antes que ellos). Pero antes de eso podemos (debemos) hacer algo: robárselos al olvido a través de nuestras fotos.
Hay que hacerlo antes de que sea demasiado tarde, sin confiar en que ya habrá una ocasión mejor, sin esperar a que la luz sea fantástica o a que las condiciones sean idóneas.
Hazlo ahora que puedes.
Hazlo cada vez que puedas.
Nota: te presento a Papá Pepe, es ese de ahí arriba.
Felicidades por el retrato, Jota. La verdad que mola mucho cómo encuadraste la cara sobre la oscuridad de la puerta y dejaste los tres elementos característicos a la derecha de la imagen. Es una composición muy bonita, no sé si buscada o fruto del momento, pero en ambos casos me parece brillante.
Saludos,
Nacho
Hola Nacho! Gracias por tu comentario. :)
La verdad es que mi abuelo ya está acostumbrado a verme con la cámara en las manos, de modo que tuve tiempo para componer y escoger. Inicialmente los elementos de la derecha eran para equilibrar el peso visual de la imagen aunque después me di cuenta de lo significativos que eran, lo del marco sí es deliberado, aunque surgió a fuerza de valorar las primeras versiones.
Saludos!
Jota.
Buenas tardes Jota……..me gusta mucho esta reflexión……últimamente ando en ella…… cada vez me siento mejor fotografiando aquello q está muy cercano, a las personas que están en mi entorno, ya no solo por lo que dices de inmortalizar, sino por descubrir vidas ……e intentar captar esos momentos…….
Hola Flora!
A veces tendemos a olvidar la cantidad de materia prima que tenemos en nuestro entorno más cercano, bravo por reconocer ese potencial. :) Saludos y gracias por el comentario!
Jota.
Me ha encantado tu nueva entrada en el blog. Aburro a mis familiares y amigos enfocándoles con mi cámara, por eso al leer tu entrada me das un motivo más que poderoso para seguir haciéndolo.
Por otra parte, he de decirte, que conocí a tu abuelo en una foto que nos mostraste en uno de tus cursos que hicimos en Santiago. Estaba sentado en su sofá (creo recordar marrón) y puedo decir que me alegro, de verdad, de volver a verlo.
Saludos Jota.
Hola Esteban! :)
Me alegra saber de ti. Recuerdo la foto de la que hablas, sí! Sigue con tu cámara y no dejes de hacer fotos, algún día esas imágenes valdrán lo que no está escrito.
Un abrazo!
Jota.
Qué bonito Jota….Yo me dedico a fotografiar otro tipo de cosas, y no suelo fotografiar personas, pero cuánta razón tienes.
Tú artículo me ha llegado muy dentro y tienes toda la razón. Me ha saltado una lagrimita y todo. Ya me pasó hace años con mi perro, al que quería mucho, y llegué tarde, aunque conservo algunas fotos. Y no quiero que me pase con todas aquellas personas que quiero.
Un abrazo muy fuerte.
Hola Sergio. :)
No sabes cuánto me gusta leer eso. Yo también tiendo (tendía más antes) a fotografiar cosas menos importantes para mí, como digo en la entrada, pero cada día soy más consciente del poder de la fotografía, un poder que tenemos que aprovechar para salvar eso que, de otra forma, desaparecerá para siempre.
Gracias por pasarte y compartir. Otro abrazo.
Jota.
Bonito y reflexivo artículo Jota, hace poco hablamos de lo que nos cuesta valorar visualmente lo que tenemos cerca, creo que nos ocurre exactamente lo mismo con las personas, parece que siempre van a estar ahí… y no es así.
Igual que muchas veces vivimos como si hubiese un futuro, más o menos lejano, cuando lo único que existe es el presente.
¡Qué extraordinaria es la vida y qué lecciones nos brinda la fotografía! Gracias por tu acertada reflexión, que deberíamos tener muy presente a diario.
Un abrazo,
Braulio
Hola compañero! :)
Me halaga que la entrada te haya gustado tanto, ya veo que coincidimos (también) en la enorme importancia de la Fotografía cuando se trata de preservar recuerdos de lugares y personas que, tarde o temprano, ya no estarán.
Un abrazo y gracias por pasarte y aportar!
Jota.
Robárselos al olvido…todo en tres palabras, no creo q necesite más una fotografía.
Que afortunado es papa Pepe!
Chapeau Barros. TQM
Afortunado yo por poder disfrutar de él. Y de otros. :)
YYAV (Y yo a vosotros).
Jota.
Preciosa historia. Gran verdad. Sólo nos queda foto de Marcial!!
Un abrazo enorme!!!
Hola Javier! Me he prometido que la próxima vez que vaya a Tameirón haré una fotografía de Marcial. :)
Gracias por leerme!
Jota.
Gracias Jota.
Gracias a ti, Rodrigo. Un saludo!
Jota.