
Vivian Maier era una niñera aficionada a la fotografía que acumuló cien mil negativos que sólo salieron a la luz tras su muerte (en 2009), y que perfectamente habrían podido desaparecer sin que nadie los hubiese visto jamás. Aunque sus fotografías en blanco y negro son más conocidas, su obra en color es tremendamente interesante también (confieso que me gusta mucho más). Para muestra, un botón.
Fíjate en la imagen de arriba. Prácticamente simétrica, con el encuadre lleno aunque con el espacio justo a los lados para que se cuele parte del entorno, lo que de paso acentúa la figura de la mujer, como un reloj de arena granate. Se diría que frente a ella hay como mínimo un hombre, probablemente en actitud relajada. Todo lo demás está en sus manos; ese gesto denota angustia o quizás preocupación, como mínimo cierta tensión. ¿No hace que te preguntes qué está mirando y por qué aprieta su dedo de esa manera? No podemos ver lo que ella ve, y mucho menos su cara, lo que no hace sino aumentar la sensación de incomodidad… ¿Verdad que es magnífica?
Si te apetece darte una vuelta por el archivo de Vivian Maier (algo recomendable al 100%) aquí tienes tu oportunidad.
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Magnífica es poco.
Un día conocí su historia y me fascinó. Gracias por recordarla, J.
Me la puedo imaginar buscando la belleza en las calles, sin apenas revelar carretes (no podía permitírselo) y a pesar de eso siguiendo su misión sin desfallecer durante años y años. Es una historia que merece ser contada.
Bicos, y de nada.
Jota.