Esta es la imagen escogida para la portada de uno de los libros más importantes de la historia de la Fotografía. Su autor, Robert Frank, cumple 90 años dentro de sólo unos días; así que la tentación de traerlo de nuevo al blog es simplemente demasiado fuerte…

Contexto
Robert Frank era un inmigrante fascinado por los Estados Unidos de América que había conseguido una beca de la John Simon Guggenheim Foundation para explorar y documentar la civilización norteamericana.
El viaje se extiende a lo largo de miles de kilómetros y durante muchos meses. En un determinado momento hace parada en Nueva Orleans; Frank está contemplando un desfile en el barrio francés cuando el instinto le hace mirar a su espalda. Entonces captura esta imagen de un tranvía en la que se muestra mucho más de lo que la sociedad estadounidense de entonces estaba dispuesta a admitir.
Menos de un mes después Rosa Parks se niega a cambiar de asiento para cedérselo a un blanco. Como consecuencia de su arresto y posterior condena se produce el boicot de autobuses de Montgomery como un acto de rebeldía a la política de segregación en el transporte público, una protesta que acabará consiguiendo que la Corte Suprema de Justicia la declarase inconstitucional y que es considerada la chispa que enciende el Movimiento por los Derechos Civiles.
Como un presagio y por qué no decirlo, como una demostración de perspicacia, la fotografía de Frank evidencia los profundos desequilibrios de una sociedad que se esforzaba por transmitir la imagen del sueño americano.
La imagen
La división del espacio es casi perfecta, tres franjas horizontales y cinco en vertical. Sabemos por el título que estamos viendo un tranvía, pero no hay suficiente información dentro del encuadre como para saberlo sin palabras; porque además la imagen es tan regular en su división que lo último que transmite es movimiento.
Es como si conscientemente se hubiese compuesto reduciendo al mínimo la información superflua.
Porque la información importante está en realidad en esos cuadros centrales.
Un hombre blanco. Una mujer blanca. Un niño y una niña, blancos. Un hombre negro. Una mujer negra. Es una estratificación que evidencia un orden. Una jerarquía. Primero el hombre, después la mujer. Los blancos delante; los negros detrás.
Prácticamente todos los rostros se dirigen a Frank mientras toma la imagen. ¿Cree alguno de los pasajeros que el fotógrafo está cuestionando el status quo o esa idea es demasiado extraña como para albergarla? Hay miradas de reprobación, de curiosidad y de resignación. Una niña blanca llora justo en medio, una mujer negra sonríe al fondo.
Por último, fíjate en esas ventanas de la parte superior que devuelven una imagen distorsionada del mundo exterior. El reflejo es distinto en todas, y en todas es indescifrable.
Fuentes
Esta entrada en Artsy.
Wikipedia (enlaces en el texto).
Robert Frank, el testigo incómodo.
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Para añadir más misterio a la foto, sabes que fue la última del carrete? Buesca la hoja de contactos que ahi se ve
No lo sabía! Vaya, eso la convierte en aún más especial, si cabe.
Buscaré esa hoja de contactos… Me encantará verla (no se me había ocurrido), sobre todo ahora, que me he hecho con el libro, al fin.
Un abrazo, Victor.
Jota.