
El otro día recordé que hace unos años (bastante antes de comenzar con este blog, allá por 2010), había dedicado algún tiempo a hacer, mediante un programa de retoque y edición, algo parecido a lo que siempre he hecho con post-it y revistas (sobre todo en las National Geographic), y que no es otra cosa que garabatear cómo están compuestas las fotografías que me gustan y me atrapan.
Así que hoy, antes de preparar esta entrada, dediqué unos minutos a rebuscar entre las carpetas y ahí estaban escondidas algo más de 200 imágenes, principalmente de Henri Cartier-Bresson, Irving Penn, Steve McCurry, Sebastiao Salgado, Willy Ronis y claro, de Josef Koudelka. Así que a partir de ahora rescataré algunas de aquellas fotografías para retomar el análisis donde lo había dejado para completarlo con lo que, espero, haya aprendido por el camino… ;-)
Se acabaron las presentaciones, vamos con el estreno.
Ese hombre que parece mirar de reojo hacia donde nos encontramos está solo en medio de una calle residencial. ¿Por qué no vemos a nadie más? Su aspecto es áspero y modesto. Resulta inevitable sentir una cierta inquietud.
Lo que parece una farola divide la escena en dos partes de prácticamente el mismo tamaño. A un lado, la cabeza ataviada con una gorra que se corresponde con el paisaje (no necesitamos que se nos diga dónde nos encontramos), del otro, un muro. Podría discutirse aquí que éste equilibra el peso visual del hombre de la derecha, pero prefiero pensar que en realidad Koudelka buscaba todo lo contrario: que nada restase atención de la figura. Así ésta se convierte en la indiscutible protagonista de la escena y su gesto gana peso. El resto de elementos (muy pocos en realidad) se limitan a aportar información del entorno.
Las líneas formadas por los muros crean sensación de profundidad (recuerda siempre que una fotografía es una representación en sólo dos dimensiones de un mundo en tres), lo que en cierta forma facilita que nos sintamos allí, en lo que podría ser las intersección de dos calles. Esas líneas, además, enmarcan perfectamente al hombre (ninguna lo toca o lo corta y entre ellas contienen una zona clara que contrasta con su silueta), haciendo que gane presencia.
Todo parece ideado para que nuestra mirada vuelva una y otra vez a ese rostro.
Si apetece saber algo más de Josef Koudelka, date una vuelta por esta entrada dedicada al genio de origen checoslovaco.
¿Te gusta el blog? ¿Te apetece recibir un aviso en tu correo electrónico cada vez que publique una entrada? Sólo tienes que anotar tu dirección en esa casilla de la izquierda. Si además quieres mantener el contacto a través de otros canales, nada más fácil:
- @rubixephoto en Twiter
- jotaemebede en Pinterest
- Jota Barros en Facebook (he habilitado la opción “Suscribirse” para que puedas estar al tanto de las publicaciones sin necesidad de estar conectados)
- Y, claro, mi correo: rubixephoto@gmail.com
Gracias por pasarte. Nos leemos!
Me sorprenden los escasos elementos que parece tener esta foto que se centra en el hombre al que nuestra vista vuelve y vuelve. Conocer a distintos fotógrafos me lleva a enriquecer mis perspectivas fotográficas, yo que soy totalmente un ignorante en este terreno. Espero algún día poderme dedicar exclusivamente a la fotografía, de momento voy aprendiendo, me doy cuenta. Y este blog es una fuente interesante de aprendizaje que sigo gozosamente. En este caso me ha llamado la atención la pureza de líneas, la escasez de elementos significativos y la figura humana plenamente realzada. Una lección de fotografía.
Gracias por tus palabras, significan mucho.
Esta foto es, como dices, una lección de cómo pocos elementos pueden crear un mensaje muy potente. Creo firmemente que todos pasamos por fases en las que complicamos y simplificamos sucesivamente nuestro “trabajo” (aunque no lo sea en el estricto sentido del término), sólo que cada vez que simplificamos llegamos un poco más cerca de nuestro lenguaje, de nuestra manera de comunicar.
Me gusta cómo analizas las fotografías, se nota que te gustan y las disfrutas. Espero seguir dándote motivos aquí. ;-)
Abrazos.
Jota.
Fantástico post de un fotógrafo qu eme encanta. Gracias por aportar este análisis.
Aperta.
Gracias a ti, Marcos!
Koudelka rara vez deja indiferente. Y me atrevo a decir que es de esos fotógrafos (no muchos, la verdad) que se reconocen en sus imágenes, sin necesidad de que te digan de quién son obra.
Un monstruo. :-)
Apertas. Me alegra que te guste.
Jota.
Y hasta genera una confusión de ubicación, de no saber donde ir, si dirigirse de frente, a la izquierda o quizá a la derecha por donde fija la mirada el sujeto, creo que es una fotografía que sirve para inquietar a nuestra intuición y hasta cierto punto nos genera un delirio de persecución y de angustia.
Gracias por brindarnos notas tan interesantes Jota.
Tienes toda la razón. Esa foto tiene mucho de incómoda y de inquietante, al fin y al cabo se construye en torno a una mirada de soslayo, algo que siempre da que pensar.
Un placer contar con tus palabras por aquí, y gracias por los cumplidos.
Un abrazo Javier.
Jota
Hola Jota, me lleva a un domingo por la tarde casi otoñal donde todos están descansando y por eso nadie más que él, tal vez chicos jugando que le llaman la atención y gira para mirar.
Mucha calma, mucha incertidumbre opuestos que se complementan quizás. y la posición de Kudelka que, o era alto o está sobre la vereda o ha levantado los brazos dejando sobre un fondo claro a todo el personaje.
Hola Pablo!
Sí, un paisaje casi desierto, con todo lo que eso puede implicar en términos sociales. Buena lectura, gracias por compartirla!
Jota.