
Recuerdo perfectamente la primera vez que vi esta imagen de Jonas Bendiksen: me quedé completamente embobado mientras mi cerebro se debatía entre encontrar una explicación a lo que estaba viendo o limitarse a disfrutar de la belleza sin necesidad de comprender.
Bendiksen y su mujer estaban haciendo un trabajo sobre la población cercana a la base espacial de Baikonur, en Kazajistán. Un día se toparon con esta escena cuando Jonas ya había agotado su película de diapositivas, rebuscó en el fondo de su bolsa y encontró un rollo de negativo (no acostumbraba a trabajar con ese tipo de película).
Algunas imágenes hacen que las preguntas se agolpen en nuestra cabeza reclamando respuestas, de entre esas hay algunas (no muchas) que consiguen mantener la magia incluso cuando has logrado contestarlas. Sin duda uno de los últimos 36 disparos de aquel día es de esas.
La imagen
El encuadre está dominado por dos grandes masas de metal en medio de un campo al que dividen en dos partes prácticamente iguales.
A cada lado de esa línea imaginaria, restos de un satélite que acaba de estrellarse contra el suelo. El punto desde el que se fotografían las dos piezas permite que ambas adopten una forma reconocible: un círculo y un rectángulo. En realidad ambas son cilíndricas pero desde el lugar escogido por el fotógrafo se asimilan a formas más sencillas (y por lo tanto, más “fáciles de leer”).
La situación de las dos grandes masas crea equilibrio (dinámico) en la imagen, lo que hace aparecer una tensión en el encuadre que refuerza la sensación de extrañeza que experimentamos al verla.
Para deducir el tamaño de las cosas necesitamos tener una referencia. Sólo cuando establecemos una comparación con algo que conocemos podemos deducir las dimensiones de lo desconocido, aquí la estatura de los hombres nos da una pista sobre el tamaño de los restos.
Las mariposas blancas que revolotean por toda la imagen añaden profundidad (su tamaño cambia desde el primer plano hacia el fondo de la imagen y las más cercanas a la cámara están fuera de foco); y lo que es aún más importante, su aspecto frágil crea un contraste más, esta vez por comparación con los enormes y pesados restos de metal.
El entorno verde y poblado de flores es casi idílico, en oposición a la artificialidad de las piezas del satélite. Inmediatamente surgen las preguntas. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Cómo han llegado esas dos moles a un lugar como este? ¿Es una situación real?
La hoja de contactos (muchas gracias a Jose Osuna por el enlace!) permite descubrir que Bendiksen acaba optando por un punto de vista bajo que oculta las marcas hechas por las dos grandes piezas al caer desde el cielo; sin duda esa información haría más fácil la interpretación de la imagen, dicho de otra forma, al aportar respuestas que así tenemos que buscar por nosotros mismos le hubiese restado “magia”.
Probablemente la habías visto antes… ¿Qué opinión te merece? ¿Hay algo que quieras aportar? Me encantaría conocer tus impresiones a través de los comentarios. Recuerda que hay otras imágenes de grandes autores desmenuzadas en el blog.
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Nota: las referencias y la información adicional a la imagen han sido extraídas de libro Magnum Contact Sheets [english].
He buscado la hoja de contacto, que no la habia visto!
http://blog.sofitel-berlin-kurfurstendamm.com/wp-content/uploads/2014/10/04-Bendiksen-Contact-Sheet.jpg
Por si alguien más quiere disfrutarla!
Jo, Jose, qué detalle el tuyo con ese enlace, lo he incluido en la entrada (con tu permiso). Muchas gracias!
Jota.
Magnífico análisis de la foto, Jota ,como siempre.
Que pena que hayan desaparecido las hojas de contacto con la tecnología digital por que se aprende un montón.
Abrazos
Hola Javier. Tienes toda la razón, de las hojas de contacto se aprende mucho, y aunque ahora podamos replicarlas no es lo mismo… Lo analógico tiene otro ritmo que se pierde cuando puedes fotografiar doscientas veces en unos minutos…
Abrazo.
Jota.
se aprende mucho viendo las hojas de contactos, gracias por el análisis y el aporte.
Gracias a ti por tomarte un instante para comentar Raúl. :) Saludos.
Jota.
Jo! y luego se nos propone a los novatos no disparar a lo loco y pensar la escena. Le ha tirado un carrete entero a la chatarra! :-)
Me parece una foto genial. Casi steam-punk. Antes de entrar al artículo me ha parecido un escenario montado. Por otro lado, gracias por la disección, he aprendido mucho.
Hola Josep Lluís. :)
Antes de nada, gracias por pasarte y por tus palabras! :)
Supongo que los buenos tienen esa capacidad para descubrir el potencial de situaciones en las que otros nos aburriríamos antes de tiempo o, lo que es peor, haríamos cien fotos sin interés. ;) Me alegra que te guste la de Bendiksen, y no extraña es canela fina!
Un saludo!
Jota.