
Algunas fotografías de Alex Webb resultan caóticas a primera vista, quizás sean la mayoría. Pero si sucumbes a su atracción y las recorres con calma acabas descubriendo algo parecido a un orden, una lógica subyacente, para finalmente tener la sensación de que todo está exactamente donde tenía que estar.
Fíjate en la de arriba: las personas reales y se mezclan con las pintadas como si fuesen iguales, algunas de ellas se enmarcan en los vanos de lo que un día fueron puertas; entre todas ocupan desde el primer plano hasta el fondo recreando la sensación de profundidad. El movimiento hacia afuera del marco expande la escena más allá de sus límites, y esa columna naranja en medio de un azul de cielo la divide en dos partes iguales, introduciendo un orden inesperado. Las miradas a cámara nos meten inevitablemente entre esos muros en ruinas y nos cuestionan quién sabe qué, acaso dónde está esa paz de la que habla el cartel…
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Es magnífica!
Me lo apunto para caotizar en estructura.
Las de Webb son mundos en forma de rectángulo, siempre magníficas. :)
Bicho, Jota.