
Te lo adelantaba en la anterior entrada de Fotografía de viajes, el primer consejo que te daba entonces es tan amplio que da para un post dedicado por completo a él. Aquí lo tienes. ;-)
El síndrome del turista con prisa
¿Nunca te has sorprendido visitando un lugar y descubriéndote siguiendo los pasos de los demás, coincidiendo una y otra vez con los mismos turistas en diferentes puntos? Los viajeros tendemos a repetir los comportamientos de los extranjeros, en lugar de fijarnos precisamente en los hábitos de los locales. Así acabamos caminando por los mismos sitios, muchos de ellos precisamente ideados o adaptados para que sigamos la ruta más interesante (para quienes piensan en nuestros bolsillos). Desembarcamos como una horda de invasores y vamos deteniéndonos en los mismos lugares, levantando la vista al unísono, renunciando a encontrar a una forma de mirar y un ritmo propios. En ocasiones parecemos un viaje organizado, sin necesidad de un guía con banderola dirigiendo nuestros pasos.
Y, claro, las fotografías acaban siendo como esas postales que podrías comprar en la primera tienda de souvenirs que encontraste (o descargar desde Google Images)…
Estás allí para ver algo que no conoces, como los demás, sí, pero no tienes por qué hacerlo como los otros. Es innegable: nuestra cultura nos carga de prejuicios y filtros, pero si de verdad queremos conocer un lugar y una forma de vida, aunque sólo vayamos a pasar allí unas horas, hay que dejarlos en la maleta y tratar de ver todo con ojos nuevos. Para eso lo mejor es salir del “estado mental del turista” cuyos síntomas son, básicamente, querer ver el mayor número de cosas en el menor tiempo posible, y llevarse muchas fotos para poder demostrar (demostrarse) que estuvo allí.
Encuentra tu ritmo al explorar sitios
Una vez más lo importante es tener claro qué quieres, de ahí parte todo lo demás.
¿Tu objetivo es llevarte un montón de “pruebas” de que has visitado un lugar lejano/exótico/impresionante? En ese caso cuélgate la cámara, ve plantándote sucesivamente delante de los monumentos que aparecen en todas las guías y dirígela de tanto en tanto hacia los locales para llevarte también retratos con rasgos no occidentales. Emplea el zoom para conseguir muchas imágenes “distintas” desde el mismo punto y dispara a diestro y siniestro. Busca algún restaurante de una marca global y aprovecha (mientras comes lo mismo que podrías comer cualquier otro día del año a escasos metros de tu casa) para revisar que lo has fotografiado todo, no vaya a ser que falte la imagen de algo recomendado en tu guía de viaje… ;-)
¿No prefieres que tus imágenes sean más personales y que cuenten “tu historia” con ese sitio que has ido a visitar y al que quizás no regreses nunca? Rompe el ritmo, observa qué hacen los demás y cambia el guión: cruza a la otra acera, arranca en dirección contraria a todos los demás cuando te bajes del tren, sal de esa gran avenida y visita los barrios, detente un rato sin hacer nada, no te limites a fotografiar desde la distancia, busca el contacto ocular con los habitantes y, siempre con el máximo respeto, acércate a ellos y dedícales más tiempo que ese escaso 1/125 de segundo. Si al final no puedes tomar la foto que buscas no pasa nada, tus recuerdos lo compensarán con creces, pero si surge la oportunidad de hacerla, tendrá todas las papeletas para convertirse en una gran fotografía de viaje, una que contendrá en parte la esencia del lugar y de sus gentes, justo lo que no capturarás disparando desde el otro lado de la calle y casi sin detener tus pasos.
Sólo tú sabes qué buscas cuando visitas un lugar desconocido, al final se trata de tenerlo presente cuando llegas para vivirlo en consecuencia… Y no, por supuesto no estoy sugiriendo que para disfrutar y conseguir grandes fotografías sea necesario irse a cientos o miles de kilómetros de distancia; a veces el viaje de tu vida puede estar a escasos metros de tu casa, pero para eso es imprescindible que te permitas conectar y dejarte empapar por la experiencia.
¿Qué me cuentas? ¿Tienes algún consejo o experiencia de viaje que contar? Ahí tienes los comentarios, son todos tuyos. Y no olvides compartir la entrada en tus redes si te ha gustado… Gracias! :-)
Me encanta este tema Jota, por lo que te animo a que sigas escribiendo y enseñando acerca del mismo.
Coincido con lo que dices. Busca tu propia experiencia, no la de una guía de viajes (aunque puedes usarla de referencia), acércate lo más posible al día a día local, a su rutina y huye de la típica foto de postal, o, trata al menos de darle tu visión personal.
La paciencia y la calma también ayudan. Mejor visitar pero CONOCER pocos sitios que ir corriendo de un lado para otro y solo darte cuenta que estuviste en ellos precisamente por las fotos.
Y por último añadiría dos cosas. El respeto por el sitio en el que estás y sus gentes. Muchos turistas se comportan como si estuvieran en una suerte de safari fotográfico, apretando el disparador compulsivamente sin ningún tipo de consideración por las “presas” que tienen delante, sean cosas o, lo que es peor, personas. Y la empatía. Tino Soriano dice que la empatía es fundamental a la hora de fotografiar, y la empatía no la enseñan en ninguna escuela fotográfica…
De todos modos, en los viajes, lo mejor rara vez está en las fotos… ;)
Un abrazo Jota.
Hola Juan!
Estamos al 100% de acuerdo. Primero, la experiencia, después las imágenes y por delante de ambas cosas, siempre, el respeto. :D
Me alegra que te guste el tema, la verdad es que a mí también me apetece transmitir experiencias viajeras desde un punto de vista fotográfico. Seguiré por ahí y lo irás viendo. ;)
Abrazo!
Jota.
Totalmente de acuerdo, mucha gente parece más coleccionista de aeropuertos, monumentos y sellos en el pasaporte que “disfrutadores” del viaje. Por eso siempre digo que me gusta ir con tiempo de sobra para llegar a aburrirme de un destino, curiosamente en ese momento es cuando salen las mejores fotos. Y por suerte, suelo tener fotos de los mejores momentos vividos :D
Ah, los coleccionistas. Sí, esa gente que consume lugares y experiencias, en lugar de vivir ambas cosas!
Lo de “aburrirse” de un lugar suena bien, aunque no lo parezca. ;) Sin duda las fotos se benefician de esa sensación, ya no hay “prisa” por hacerlas.
Gracias por el aporte, Victor!
Jota.
Alguna vez le preguntaron a Tommy Oshima qué lugar del mundo quería conocer, él respondió (palabras más, palabras menos) que los rincones que no conocía del lugar donde vive.
Yo tengo planeado un viaje a Japón y me estaba dando el síndrome del turista, sin darme cuenta quería ver todo y a un ritmo apresurado…gracias a lo que he leído aquí quiero ir con calma y disfrutar solamente Tokyo o algunas zonas cercanas. Pero sobre todo sigo prácticando con lo que veo en mi propia ciudad, la valoro y quiero mucho con cada disparo que hago.
Gracias por los tips.
Hola Chad. :)
Me encanta eso que has compartido, creo que es muy cierto, todos deberíamos aspirar a conocer mejor lo que tenemos cerca, probablemente sea lo que menos atención reciba… Y siempre me ha parecido que esos fotógrafos que son capaces de extraer la magia de lo cotidiano tienen un mérito muy especial.
Japón es un país impresionante (tienes algunas fotos en el blog), te va a encantar. Ya verás. Si tienes tiempo para ver Kyoto no te arrepentirás, te lo aconsejo 100%, un ritmo mucho más pausado que Tokyo, que al fin y al cabo es una megalópolis. ;) Ya me contarás qué tal tu experiencia.
Abrazo, y gracias de nuevo por tus palabras.
Jota.