
Hoy te cuento cómo hacer fotografía callejera superando la incomodidad de ser mirado. La imagen que acompaña a esta entrada está hecha con una focal de 40 mm, a 1/160 y f/5,6 con un ISO 250.
Somos muchos los que no llevamos bien ser descubiertos por extraños mientras los fotografiamos, pero a veces la potencia de una imagen reside precisamente en encontrarse en ella con otra mirada, una que se nos devuelve desde dentro del encuadre.
Hay imágenes que funcionan porque pasamos desapercibidos y la vida se despliega ante nuestra cámara sin que nuestra presencia sea advertida. Si me apuras te diría que ese tipo de fotografías son la mayoría.
Pero hay situaciones en las que vale la pena esperar a ser descubiertos para que alguien mire en nuestra dirección – quizás preguntándose qué hacemos – y clave sus ojos en el objetivo.
Una situación en la que esto ayuda es cuando en el encuadre hay muchos elementos y ninguno tiene el suficiente peso visual como para imponerse a los demás y convertirse en el centro de atención.
Es muy común hacer imágenes en las que no sabemos muy bien dónde hemos de mirar, normalmente esto sucede porque no hay una jerarquía visual suficientemente clara.
RecordemOs que las fotografías no tienen por qué funcionar de forma distinta a como lo hace nuestra visión directa; respondemos a estímulos, a unos más que a otros, todo el tiempo. Imagina que estás en la calle y sientes que alguien te está mirando. ¿Qué crees que harías? Probablemente dirigirías tus ojos hacia esa persona para confirmar si es así. ¿Cierto?
Pasa lo mismo cuando miramos una imagen: si hay un par de ojos que nos devuelven la mirada es casi imposible no establecer contacto con ellos. Después podremos volver a explorar la imagen, pero siempre acabaremos por regresar a la persona que nos mira. Por eso una mirada directa a cámara funciona como un ancla visual.
Claro que no siempre es sencillo fotografiar en dirección a alguien que nos está observando, pero hay maneras de lograrlo sin forzar la situación.
Una es encuadrar antes de que se perciba lo que estamos haciendo y esperar a que nos miren para disparar. No es igual levantar la cámara en dirección a alguien que nos está viendo a que sea el otro quien se vuelve hacia nosotros cuando ya hemos empezado el proceso.
Otra opción es dejar a la persona en un extremo de la imagen y confiar en que piense que apuntamos a algo que está más allá de ella, centrado en el encuadre. Al fin y al cabo nadie tiene por qué saber cuánto campo de visión abarcamos con nuestro objetivo.
La imagen que ves aquí fue hecha con una mezcla de ambas estrategias. Viajaba en un bus urbano de Milán y me llamó la atención la disposición del resto de viajeros, a diferentes distancias y ocupando distintos puntos sin solaparse. Me encantó la luz que alcanzaba al hombre de corbata, pero al haber tantos elementos dispersos decidí esperar a que el de la derecha me echase un vistazo para convertirlo en una pequeña sorpresa escondida en el encuadre.
Hice la foto sin establecer contacto visual, y todos continuamos el viaje tan tranquilos.
Mismas sensaciones de incomododad.
Otro punto que tambien genera mas tramquilidad aunque te miren, es la distancia. Tu estas en un lado del semaforo y el sujeto en el otro extremo, luego te cruzas con total normalidad. Graciss
Hola, Jordi! Sin duda, la distancia es un factor que influye mucho, y que podemos aprovechar a nuestro favor.
Gracias por tu comentario!
Jota.
Buenos consejos Jota. Coincido contigo, sobretodo, en no mantener contacto visual con el sujeto al que has fotografiado. Normalmente pasará de ti y no habrá ningún conflicto. Gran toma!
Gracias, Manu! Sí, evitar el contacto visual es una buena manera, muchas veces, de poder continuar como si nada. :)
Jota.