A medida que Papá Pepe se hacía mayor su mundo se iba haciendo cada vez más pequeño, más silencioso, hasta acabar prácticamente reducido a unas pocas estancias de su casa, en el pueblo.
Estas fotos, tomadas a lo largo de años en Calle Oscura, me dan la oportunidad de revivir mi tiempo a su lado y a la vez me recuerdan la importancia de fotografiar a quienes queremos y echaremos de menos.



















