En menos de seis décadas de vida a Garry Winogrand le sobró tiempo para dejar una huella imborrable en la historia de la Fotografía, mucho más que centenas de miles de imágenes.
Fotografió de manera compulsiva, como quien corta algo con una hoja muy afilada para ver lo que hay en el interior. A Winogrand le movía, le empujaba una curiosidad insaciable que él canalizaba a través de la cámara, dirigiéndola hacia su sujeto preferido: la sociedad norteamericana que entonces encaraba una de las épocas más tumultuosas de su historia y que se revolvía en la calle como un perro grande y fuerte pero asustadizo.
A Winogrand le gustaba decir que la cámara solo describe, quizás sea cierto, pero también lo es que en sus imágenes puede verse mucho más que la superficie. Y que a través de ellas y de su vida podemos aprender muchas cosas de la Fotografía… Y de la vida.
Así que aquí tenéis este Curso Monográfico sobre Garry Winogrand.