10.02.2023

Seguro que no me sucede solo a mí. Lo de haber tenido dudas sobre hacia dónde tirar con mi fotografía, digo.

Pensar en fotos que funcionan bien por sí mismas está bien, pero a veces siento la necesidad de ir un poco más allá.

Bueno, para ser completamente sincero: a veces pienso eso y otras veces dejo que me convenzan de que debería ir un poco más allá, que tengo que hacer algo más.

Y es que parece que si no haces un trabajo sobre un determinado tema, si no desarrollas un… Sí, voy a decir la palabra maldita… Que si no desarrollas un proyecto (🫢) no vas en serio.

Vaya patraña.

Ahora sé que no es verdad, pero durante un tiempo (bastante tiempo) no tener nada que decir con mis fotos llegó a inquietarme.

Mi síndrome del impostor nunca había sido tan grande (pero de ese viejo amigo hablaremos en otro momento).

El caso es que llegué a sentirme agobiado, presionado. Sí, presionado (sobre todo por mí mismo) es la palabra exacta.

Y casi se me olvida que fotografío, sobre todo y por encima de todas las cosas, porque me encanta hacerlo.

Cuando dejé de escuchar esas voces (internas y externas) todo encajó de nuevo, volví a disfrutar como antes e incluso empecé a descubrir, en los sitios más insospechados, temas sobre los que me apetecía construir series y secuencias.

No es la única vez que he encontrado mi camino precisamente dejando de pensar en él, pero de eso también te hablaré en otro correo…

Ahora ya sé que nadie debería intentar convencernos de que tenemos que hacer un proyecto con nuestra fotografía (ni un libro, ni…).

Quiero decir que si te apetece, fetén, pero si no te apetece o no sabes si te apetece, si aún no has encontrado sobre qué quieres hablar con tus fotos, igualmente fetén.

A lo mejor aún no es tu momento, a lo mejor no llega nunca… Y no pasa nada.

No he descubierto nada nuevo, la historia de la fotografía está llena de figuras indispensables que simplemente salían (y salen) a la calle a hacer fotos porque les apasiona.

Ahí tienes, por ejemplo, a Saul Leiter, que pasó su vida fotografiando por el puro placer de hacerlo.

Leiter no solo era un magnífico fotógrafo de calle, también era una especie de genio que sabía dar a cada cosa la importancia justa; me quedó muy claro cuando elaboré el curso monográfico para El Club, eso y un montón de cosas más.

El Club, por cierto, es una comunidad en la que nadie va a decirte qué tienes que hacer; aquí somos más de sumar y de apoyar incondicionalmente.

Nos vemos allí y en la calle.

Jota.

error: Content is protected !!