A estas alturas ya sabes que tu cámara no es tan compleja como podría parecer, en el fondo se trata sólo de una caja negra que, cuando pulsas el botón, permite la entrada de luz hacia una superficie sensible que registra la imagen.
Esa superficie puede ser un sensor digital o un carrete de película (si disparas con una cámara analógica). Aunque a partir de ahora leas “sensor” me estaré refiriendo indistintamente tanto al captador digital como al carrete.
Hoy toca profundizar en cómo se produce ese paso de luz hacia su interior. Pero antes…
Qué hay delante de tu sensor.
Para imaginar el interior de tu máquina recurrimos a una imagen (con licencia Creative Commons) de neekoh.fi de una preciosa Canon A-1 analógica:

Es imprescindible que sepas que en el interior de tu cámara, delante del sensor, hay dos partes de una importancia capital: el diafragma y el obturador.