Quizás comenzaste como la mayoría (lo que, por cierto, en ningún caso significa que tus imágenes tengan que acabar siendo como las de los demás): sentías atracción y curiosidad por la Fotografía, empezaste haciendo fotos como quien juega, con la cámara de tus padres, poco a poco la cosa fue a más y con el paso de los años te hiciste con tu propia cámara, entonces llegaron los libros de técnica básica para adentrarte en los entresijos de la apertura del diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad. Por el camino has conseguido interiorizar el triángulo de exposición y tus fotografías han mejorado muchísimo porque eres tú quien está al mando, y no la cámara.
¿Y ahora qué?
Ha llegado el momento de admitir que la técnica es importante pero sólo puede llevarte hasta un cierto punto, a partir de ahí tus imágenes sólo mejorarán a base de factores mucho más escurridizos que acertar con el tiempo de exposición y la apertura. Te encuentras en una encrucijada en la que que debes elegir: ¿vas a confiar la evolución de tu Fotografía a tener el último y más sofisticado modelo de cámara e infinidad de accesorios y a pasarte horas y más horas frente a la pantalla del ordenador sacando el máximo partido a los archivos RAW mediante complejísimas técnicas de revelado digital, o vas a escoger el camino difícil?
El camino difícil implica que gran parte de lo que hace grande a la Fotografía escapa a tu control, que a veces puedes estar buscando algo durante horas o días sin saber muy bien qué es (y que sólo a base de perseverar comienzas a dislumbrar), o justo lo contrario: saber exactamente qué quieres hacer y no encontrar la manera de conseguirlo. Significa dejar a un lado lo que hicieron los autores a los que admiras y desembarazarte de su influencia, que aunque necesaria e inspiradora debe permitirte encontrar tu propia forma de contar las cosas. Implica tener algo propio que decir y además encontrar cómo hacerlo. Ninguna de las dos cosas es sencilla ni se puede conseguir en una tienda.
Quizás recorrer ese camino te obligue a “desaprender” algunos aspectos que en su momento fueron importantes para tu crecimiento como fotógrafo, como la técnica, que puede acabar convirtiéndose en un aspecto puramente secundario. Si eso sucede no te preocupes, no significa que estés yendo hacia atrás sino todo lo contrario, es un síntoma de que estás evolucionando o de que, como mínimo, estás probando cosas nuevas y explorando los límites de la Fotografía.
Ah. Por cierto, esos límites sólo nos los podemos poner nosotros mismos.
Te esperan frustraciones mucho más serias que no saber cómo congelar el movimiento o desenfocar el fondo en tus retratos, cómo las afrontes va a suponer una diferencia definitiva en tu Fotografía y en lo que ambos podéis llegar a crear.
Disfruta del proceso, en él está gran parte de la recompensa.
“… que a veces puedes estar buscando algo durante horas o días sin saber muy bien qué es…” Que gran verdad, pero acaba apreciendo.
Abrazo Jota.
Algunas cosas solo se consiguen así… Por eso a veces el truco es mantenerse ahí, en la pelea. Encajando. ;)
Abrazo, Rúa.
Jota.
Una descripción exacta de lo que pasó y el camino por el que transito en la actualidad. Muy buen comentario. Abrazo Jota.
Edgardo
Gracias Edgardo, me alegra que te sientas identificado, a veces dudo de si otros han pasado por un proceso parecido o si ha sido completamente distinto.
Un placer contar con tú visita y tus aportaciones, un saludo!
Jota.