La Fotografía miente.
O, al menos, nunca dice toda la verdad. Cualquiera que lleve suficiente tiempo experimentando con una cámara en las manos debería concederte que eso es así. En el fondo, aunque no siempre lo admitamos, todos sabemos que hay truco. Con nuestras máquinas seleccionamos sólo la pequeña parte del mundo que nos interesa mostrar, y así creamos una realidad alternativa que sólo es una porción de la totalidad.
Y dicho esto, no creas que lo que acabo de contarte es algo negativo o un motivo para que la Fotografía te decepcione. Muy al contrario.
Enseguida te contaré por qué, pero antes déjame que te relate una anécdota de hace al menos un par de años; algo que entonces me divirtió y que con el tiempo ha tomado la forma de una metáfora bastante acertada de lo que quiero hablarte.
Marketing (de feria)
Ponte en situación: estoy fotografiando en la feria de Mondariz, donde cada domingo por la mañana se reúnen un montón de feriantes para vender toda clase de género, desde aperos de labranza a ropa interior, música, comida, toallas y casi cualquier cosa que puedas imaginar. Las tiendas ocupan una pequeña plaza y sus ocupantes compiten – a grito pelado – por la atención de una parroquia que llena cada hueco y rebusca en los mostradores.
“Me lo quitan de las manos…” “Barato!” “Aprovéchese señora!”
Ya sabes, lo típico.
Y, de repente…
“Calcetines. Calcetines antibalas!”
¿Cómo? ¿Ha dicho lo que he creído oír? Sí, así es. “Calcetines antibala”, esa frase captó mi atención y me arrancó una sonrisa, el tendero la vio y me guiñó el ojo. Ambos sabíamos que estaba mintiendo pero a ninguno de los dos nos importaba; él había logrado su objetivo (destacar entre todos los demás y ganar un segundo de mi tiempo) y yo había conseguido un pequeño premio en forma de carcajada inesperada.
Su “desfachatez” había provocado mi sorpresa, y esta había disculpado inmediatamente un engaño que en realidad nunca existió.
Ya que vas a mentirnos, que al menos sea interesante
En realidad que haya truco no es un problema; en el fondo todos estamos dispuestos a que “nos cuenten un cuento”. Es más, nos gusta. Nos encanta.
Lo que no perdonamos, el verdadero problema, es que lo que nos cuenten sea aburrido o carezca de interés.
Piensa en el cine, la literatura o incluso en la publicidad. Date un minuto para reflexionar sobre cuántas cosas consumimos a través de esos (y otros) canales que, aún sabiendo que no son ciertas, aceptamos como “parte del espectáculo”. Vemos escenas que sabemos que están hechas con toda clase de efectos especiales y sin embargo nos remueven en el asiento, interiorizamos eslóganes a sabiendas de que no son más que eso, frases que buscan instalarse en nuestro subconsciente y que no tienen nada de verdad… Hay miles de ejemplos, piensa en esas grandes explosiones de las que el héroe de la película sale airoso, en las persecuciones en coche por calles atestadas de gente o en cómo nos dicen que hacen, qué se yo, las sopas de sobre.
No es cierto. ¿Y qué? Somos conscientes del engaño, pero lo aceptamos con una sonrisa porque en el fondo nos gusta que nos cuenten historias. Siempre y cuando resulten interesantes.
Con la Fotografía sucede algo curioso, probablemente sea la forma de comunicación a la que exigimos más veracidad (olvida aquí las imágenes científicas o de prensa, que buscan precisamente presentar información de una manera lo más condensada y fidedigna posible). ¿Y eso por qué? Porque cuando presionamos el botón nuestra cámara atrapa lo que hay frente a nosotros y eso lo interpretamos como que cuenta las cosas tal y como son… Sí, y no.
Es verdad que la cámara ve y registra lo que sucede ante ella, pero lo hace bajo la influencia de un montón de pequeños factores que cambian por completo el aspecto de la realidad: una velocidad de obturación rápida hace que algo en movimiento parezca perfectamente inmóvil, una profundidad de campo reducida consigue que el fondo se transforme en un borrón que no capta nuestra atención, la focal elegida para fotografiar, la posición desde la que lo hacemos o esperar un par de segundos antes de pulsar el botón modifica por completo qué se registra y qué no en nuestro sensor o película… Conoces los trucos y sabes que cambian el aspecto de tus fotografías; es decir, sabes que aunque tienes en tus manos una máquina que registra la realidad tienes la capacidad de contarnos un cuento.
Entonces… Cuéntanos algo interesante.
No te limites a evidenciar lo que sucede. Eso ya podemos verlo con nuestros propios ojos. Haz volar nuestra imaginación. No nos des las respuestas, en lugar de eso consigue que nos hagamos preguntas. Cuanto más tengamos que poner de nuestra propia cosecha más nuestras serán tus imágenes, porque habremos conectado con ellas. Estamos dispuestos a perdonarte que no nos cuentes la verdad siempre y cuando lo que nos cuentes sea más interesante que la realidad.
Como el tendero de los calcetines, parte de la base de que esperamos que nos “engañes” y como él, en lugar de diluirte entre lo que hacen los demás, eleva el listón y sorpréndenos. Sube la apuesta y supera nuestras expectativas para que tus imágenes destaquen entre todas las que vemos a diario y no las olvidemos nunca.
Haz que alguien recuerde para siempre alguna de tus fotografías como yo recuerdo los calcetines antibalas… :-)
¿Qué opinas? ¿Te subes al barco de hacer fotografías más interesantes que la realidad? Cuéntame en comentarios… Si te ha gustado la entrada, compártela entre tus amigos (gracias)!
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A veces a media verdad le acompaña media mentira, o media verdad es como media mentira. Creo que una foto puede ser como el inicio de una frase que ahí la dejas para que otro le ponga final y fabrique su verdad. Y, como dices, el éxito de la foto está en que el espectador se detenga a mirarla y acabe su historia.
Aperta, Jota.
Hola Marcos. Supongo que los términos verdad y mentira son demasiado absolutos para manejarlos con algo tan escurridizo como la Fotografía, que en el fondo es una forma de arte. Eso sí, como dices, cuestionar al espectador es una gran manera de que sea él quien busque la solución.
:)
Aperta, Marcos.
Jota.
Totalmente de acuerdo Jota, si la fotografía mostrase siempre la realidad, sin más, sería aburrida, todas las fotografías serían más parecidas y poco aportaría volver a fotografiar un tema fotografiado. A mi juicio, la fotografía no habla de la realidad, si no de nuestra visión como observadores de esa realidad. Y dejar interrogantes, puertas a medio abrir, susurros visuales… es una estupenda forma de que nuestras fotografías calcen calcetines antibalas… jejeje.
Gracias por compartir como siempre ;-)
Gracias a ti, Braulio.
Como dices, si no hablamos de cómo vemos el mundo, para qué y por qué fotografiarlo? ;)
Jota.
Buen ejemplo el de los calcetines y buena didáctica la tuya Jota, estas hablando de la mismísima “madre del cordero”en fotografía y entra muy suave…¡Enhorabuena!
Hola Nacho! :)
Gracias por pasarte y comentar, y gracias por tus amables palabras. :) No pretendía asustar a nadie con los términos “mentira” y demás, pero es que, en el fondo, la objetividad brilla por su ausencia en la Fotografía, y cuanto antes lo admitamos, menos decepciones nos llevaremos. No crees? ;)
Será un placer seguir contando con tu visita por aquí. Un abrazo.
Jota.
Bueno, el título es entrador pero como el tendero tiene una dimensión que sobresale, la comercial. Eso de “mentir bien” no me gusta ni como idea. Voy al punto que me parece central de esta nota: “No te limites a evidenciar lo que sucede. Eso ya podemos verlo con nuestros propios ojos. Haz volar nuestra imaginación”. Bueno, si esa es la consigna entonces para qué agarrar una cámara fotográfica, un artefacto que se inventó para captar una parte de la realidad, realidad que está ahí afuera. Si la idea es hacer volar la imaginación puedes dedicarte la pintura surrealista, al arte conceptual, a la literatura fantástica, al cine de ficción o a eso que está tan de moda que es la fotografía de Photoshop. Vamos, decir que porque la cámara como artefacto tiene controles, tipos de lentes, o porque si el humano que presiona en determinado momento botón del obturador o selecciona tal o cual cosa estamos ante algún tipo de engaño o truco es estar forzar el argumento, eso podía ser válido en la época que creían que una foto te robaba el alma. Jota Barros, si mañana te abduce en plato volador, como vas a tener una cámara encima, ojalá de negativos pero si es digital, por favor, antes de hacer las fotos de los extraterrestes y su nave y pasar a ser el más reconocido fotógrafo de la historia asegúrate de usar el formato raw, nada de jpg’s, porque así será mucho fácil darte el crédito y creerte.
Que la fotografía muestre una parte de la realidad no equivale a decir que miente. Miente el que pretende hacer pasar una fotografía como algo que pasó y resulta que lo inventó, eso sí es un truco como sinónimo de engaño, ardid, algo falso, mentiroso, o simplemente un tío que no está en sus cabales. A mí un vendedor mentiroso, con más o menos ingenio, que venda calcetines antiba o la última y mejor cámara porque tiene el ISO más alto nunca dejará de parecerme un tipo fraudulento si tiene argumentos tan flojos. Tampoco me parece pertinente la comparación del cine, donde uno ya sabe que va a recibir una historia con la publicidad, donde uno ya sabe que el fin justifica los medios y donde no necesariamente lo aceptamos como parte del espectáculo, porque la publicidad te invade, no es lo mismo ver una película que tu eliges de antemano. Jota, ¡Qué ha pasado contigo! ¿Tanto te gusta vivir en ese mundo maravilloso de los comerciales que invitan al consumismo irresponsable, de las chicas o chicos perfectos, de ese mundo de ricos y todos esos clichés publicitarios donde parece que uno tiene que ser muy estúpido para no ser feliz? Vamos, puedes revelarte ¿no sientes a veces que esas publicidades te están tomando por tonto? Puedes no consumir esas porquerías que se basan en la máxima del miente y miente que algo quedará. ¿O cuando termina el comercial del desodorante tu te conformas pensando que bueno, no tienes el cuerpo de ese hombre, no tienes su auto, no tienes su casa, no tienes a esa rubia despampanante, pero por por dos Euros tienes su mismo e idéntico Súper desodorante? Supongo que tienes cuentos más interesantes para creer. ¿Dónde ha quedado tu pensamiento crítico? ¿Cuántos reporteros han dejado la vida por mostrarle al mundo lo que no podían ver los demás con sus propios ojos? “No te limites a evidenciar lo que sucede”, como si siempre fuera una tarea limitada o limitante evidenciar lo que sucede, hay miles de cosas que pasan todo el tiempo pero pocos las ven y por eso es necesario el trabajo del fotógrafo para conectar entre su interior y el exterior porque eso de estar en el momento justo y en el lugar indicado casi nunca es fruto de la casualidad y por eso voy a rescatar una de las pocas cosas que escribiste en este artículo que me gustaron: “Cuanto más tengamos que poner de nuestra propia cosecha más nuestras serán tus imágenes, porque habremos conectado con ellas”. Y no te tomes nada personal, gracias querido Jota.
Hola Nicolás! Oye, no solo no me lo voy a tomar como algo personal sino que te agradezco el comentario, entiendo tu punto de vista y me parece completamente respetable, por descontado, aunque siga pensando que cuanto antes sepamos que la fotografía, aunque se haga con una cámara que puede ser precisa, puede mostrar una visión personal y por tanto parcial, y que con ella podemos hacer lo que queramos, cuando queramos, pues tanto mejor. No todos somos fotorreporteros, ni artistas, ni falta que hace. :)
Cuando comparto lo que pienso no trato de convencer a nadie, es solo cómo veo algo en un determinado momento, y si con eso alguien saca conclusiones, las que sean, me doy por satisfecho.
Te mando un saludo y gracias por dejar por aquí tus impresiones. :)
Jota.
Desde los principios de la fotografía es que se dice que la misma miente. En esa época se interpretaba porque el mundo se veía monocromático, después en la era de color porque los efectos conseguidos las transmutaban. Hoy la interpretaría como el arte visual que puede llegar a expresar de forma colectiva infinitos sentimientos al instante, una verdad, una mentira o ambas cosas.
Hola Luis! Oye, muchísimas gracias por leerme y por dejar tus reflexiones por aquí.
Un saludo!
Jota.