Fotografía callejera: aprende algo nuevo

Fotografía callejera: un hombre lee un periódico en un café.
1/80 f/3.5 ISO 2000

Puede que pienses que la historia que te voy a contar no tiene nada que ver con la Fotografía callejera. Léela hasta el final y creo que cambiarás de opinión.

Aprender tarde

De niño nunca tuve bici, así que aprendí a andar en ella ya mayor, con dieciocho años. Justo antes de las vacaciones en el pueblo mi padre apareció en casa con dos bicicletas y mientras montaba la baca en el coche di mis primeras pedaladas dentro del garaje. Logré mantenerme sobre dos ruedas a duras penas, y eso que la superficie era perfectamente plana y despejada.

Aquel verano pedaleé mucho. Y me caí mucho (claro). No volví a coger una bici nunca más.

Hace unos meses vendí mi coche. Hacer dos mudanzas en poco tiempo te acaba enseñando que hay muchas cosas de las que puedes prescindir, puede que no todos podamos prescindir de las mismas pero sin duda todos podemos apañarnos con muchas menos cosas de las que atesoramos. Mi coche era una de esas muchas cosas sin las que puedo pasar.

Me compré una bicicleta para moverme por la ciudad y de paso hacer ejercicio. Hacía más de veinte años que no me subía en una, así que podría decirse que empecé prácticamente de cero otra vez.

Volver a aprender, paso a paso

Los primeros días (muchos días) me costó un mundo. Había demasiadas cosas a las que atender. El equilibrio, pedalear, adelantarme al movimiento de la gente caminando, los coches, decidir cuál era el mejor sitio por el que pasar, parar y arrancar una y otra vez, aprender a bajar y a subir cuestas (por si fuese poco me hice con una bicicleta con una única velocidad, así que nada de ayudas para las pendientes).

Volví a caerme. Mucho. Caerse con cuarenta y dos años no es lo mismo que caerse con cinco o con dieciocho. Tienes la sensación de que ya no toca. Qué haces cayéndote en público a esas alturas.

En algunos momentos estuve a punto de rendirme. Al principio ni siquiera me divertía. La frustración y las dificultades lo empañaban todo. Pensé incluso en vender la bici (nunca en volver al coche).

Pero no. Decidí concentrarme en una cosa cada vez. Empecé por lo básico: montar mucho, cada vez más, siempre que pudiese, inventarme excusas para coger la bici (al principio buscaba precisamente excusas para no cogerla).

Poco a poco empecé a sentirme más cómodo. Así que empecé a intentar hacer esas cosas que antes no era capaz de hacer: pasar por sitios estrechos, pedalear donde había cosas que esquivar, bajar (y subir) pendientes pronunciadas.

De forma intuitiva descubrí la mejor manera de optimizar la pedalada, cómo cambiar el peso y tirar del manillar para subir las cuestas más duras, cómo anticiparme a los movimientos de los demás. Por supuesto seguía habiendo pequeños retos, pero ya no había solo eso.

Comencé a divertirme cada vez más. Ahora solo me pregunto cómo he podido pasar tanto tiempo sin disfrutar de la sensación de fluir sobre dos ruedas.

Nunca es tarde

Tanto si haces Fotografía de cualquier tipo (o de todo tipo, como es muy común sobre todo al principio) como si nunca has hecho fotos de forma meditada te animo a que pruebes la Fotografía callejera.

En mis cursos he conocido a mucha gente que partiendo de cero, y sin saber muy bien si les gustaría, han experimentado una evolución increíble en un tiempo sorprendentemente corto. Lo bueno de la Fotografía de calle es que no estás obligado a nada y que puedes practicarla en cualquier lugar, con cualquier equipo y por poco tiempo que tengas.

Me resulta tan obvio que me cuesta decirlo, pero ahí va: estás a tiempo.

No te desanimes si al principio no das pie con bola y te equivocas y demás. Todos nos caemos al empezar con algo.

El secreto es intentarlo e intentarlo sin caer en el desánimo. Para eso nada mejor que practicar de forma consciente, una cosa cada vez. Poco a poco. Disfrutando del proceso en lugar de pensar en lo difícil que resulta todo (al principio).

Empieza por aquí

Te toca

Prueba con la Fotografía de calle. No te dejes desanimar por las dificultades iniciales (todos hemos pasado por ellas, de hecho lo normal es que cada vez tengas que enfrentarte a retos diferentes).

Créeme: con el tiempo te sentirás más cómodo. Aprovecha esa inercia para exigirte cada día un poco más y en muy poco tiempo te verás dando pedaladas como nunca creíste que podrías hacer.

Gracias por leerme y por compartir esta entrada entre tus contactos. Ahora me encantaría saber qué piensas tú.

Jota.

2 comentarios en «Fotografía callejera: aprende algo nuevo»

  1. Hola Jota,
    qué artículo tan interesante. Me encanta la foto, claro: es en El Muelle, ¿no? Comparto tu idea de hacer las cosas de una en una, y concentrarte en una sola cosa; una después de otra. Es difícil, pero creo que es la clave para no morir en el intento. Un abrazo,

    Responder
    • Hola Eli! Hacía mucho que quería trasladar mi experiencia con la bici (en cuanto a aprendizaje) a la foto, al fin encontré la manera. :) Sí, es El Muelle, me encanta que lo hayas reconocido, pena que durante el taller del domingo estuviese cerrado.
      Una cosa cada vez, el típico consejo que doy constantemente pero que me cuesta seguir. Aunque sé que es lo (único?) que funciona.
      Otro abrazo.

      Jota.

      Responder

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