¿Así que los Reyes Magos te han traído una cámara? Que no cunda el pánico.

Así que los Reyes Magos han dejado una cámara de fotos bajo tu zapato… Eso sin duda quiere decir que, además de haberte portado bien, te gusta la Fotografía. Enhorabuena por ambas cosas!

Una cámara es un gran regalo que te hará pasar buenos momentos y que además te permitirá guardar recuerdos de ellos para siempre. Ahí van unos consejos para sacarle aún más partido:

Disfruta de tu cámara, sea la que sea.

Si se trata de una compacta, una 4/3, una cámara sin espejo o una réflex no es ni mucho menos lo más importante. Cada tipo de cámara tiene sus ventajas e inconvenientes (a veces la más sofisticada se puede convertir en un estorbo, y una máquina con pocas opciones puede conseguir que te centres más en el proceso, al eliminar las distracciones, etc.). A todas se les puede sacar partido una vez que conoces sus puntos fuertes y débiles, así que dedícale tiempo a la tuya. No pierdas nunca de vista que la cámara es sólo la herramienta, que lo realmente importante son las fotografías que haces  y cómo te lo pasas con ella.

Léete el manual (y llévalo siempre contigo).

Venga, esta tenías que haberla visto venir. Probablemente es lo último que te apetece hacer ahora que has sacado todo de la caja, pero sabes que deberías dedicarle un rato en algún momento. Aunque puede que nunca uses todas las prestaciones de tu cámara, lo que es perfectamente normal si es una réflex, al menos deberías saber qué es capaz de ofrecerte. Una vez que lo hayas leído vuelve a meterlo en la caja o, mejor aún, mándalo al contenedor de reciclaje. Bájate la versión en PDF de la web del fabricante y adjúntala a una nota en tu libreta Evernote; de esa forma no sólo no ocupará espacio en tu bolsa, sino que estará contigo siempre que lleves el móvil y podrás hacer búsquedas mucho más rápidas cuanto te surja una duda (sí, Evernote permite buscar incluso en documentos con formato PDF).

Sácala de paseo. Haz fotos y más fotos.

Hay un montón de excusas para no coger la cámara. Olvídalas todas: está pensada para capturar momentos y no vas a disfrutar de ella si la dejas aparcada en casa a salvo de todo, incluidas las buenas imágenes. Así que llévala contigo y haz de ella un elemento más de tu día a día. No te cortes en sacarla de la bolsa (mientras no moleste a los demás) y experimenta con ella. Acostúmbrate a usarla en diferentes situaciones, de esa forma os iréis conociendo poco a poco y os acostumbraréis el uno a la otra.

Apúntate a un curso.

Los conceptos lo son todo. Si de verdad quieres aprovechar todo el potencial de tu nuevo regalo tienes que conocerlos. Y bien. Ya sé que hay libros imprescindibles para aprenderlos, pero te aconsejo que además de leer mucho sobre Fotografía te anotes a un curso adaptado a tu nivel: podrás aprovechar los conocimientos de tu profesor, aclarar tus dudas en persona y conocer a otras personas que comparten tu afición.

En definitiva…

Tu nueva cámara puede darte grandes momentos y convertirse en una compañera inseparable. Ten por seguro que te devolverá con creces cada minuto que dediques a mejorar como fotógrafo. Quién sabe, podría ser el comienzo de una gran amistad…

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